El sepulturero de Molina de Segura, Teodoro Contreras, heredó de su padre una vocación que ya comparte su hijo con tan solo once años de edad
SANDRA GARCÍA. Murcia
Existen profesiones que hoy adquieren su mayor significado, un ejemplo son los enterradores. Conocemos este oficio de la mano de uno de ellos en el cementerio municipal de Molina de Segura. Él es Teodoro Contreras, enterrador o sepulturero, del cementerio municipal de esta localidad. Su trabajo junto con el de sus otros dos compañeros es el que hace posible que encontremos los cementerios en las mejores condiciones.
A este enterrador la profesión le viene de herencia, su padre, al que él mismo tuvo que enterrar, ya se hacía cargo de los cuidados y mantenimiento del cementerio municipal. Un trabajo que delegó en Teodoro y que ahora ya tiene un sucesor. Su hijo de 11 años tiene muy claro qué es lo que quiere ser de mayor.