En 1928, el delantero Yermo anotó un 'hat-trick' en el partido contra México de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. Y es la primera vez que un jugador, saliendo desde el banquillo, hace tres goles en un partido olímpico.
GREGORIO LEÓN
Europa había dejado una década atrás la Gran Guerra. Y empezaban a insinuarse, con su silueta inquietante, las esvásticas agitadas por las palabras inflamadas de un tal Adolf Hitler. Y así fue cómo llegaron los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, que dejaron una marca que un murciano ha igualado hoy, casi cien años después. José María Yermo, nacido en Guetxo, era un superhombre. Ciclismo, salto de longitud... y fútbol. En el legendario equipo del Arenas jugó hasta dos finales de la Copa del Rey, y sus extraordinarias cualidades le abrieron la puerta de la selección española, en la que su gran figura Ricardo Zamora, ya crepuscular, había dejado espacio a otros actores.
El 30 de mayo, en el estadio de Ámsterdam, Yermo se aprestó a disputar el primer partido de España en los Juegos Olímpicos. José Ángel Berraondo, entonces seleccionador, tenía claro que era su delantero más en forma. El resultado fue concluyente: 7-1. De esos siete goles, tres fueron firmados por el jugador vasco. Rafa Mir ha conseguido eso este sábado, pero con una dificultad añadida: lo ha hecho saliendo desde el banco de los suplentes, en apenas 35 minutos. Yermo dispuso de 90. No hay parangón en el deporte olímpico. Ni en hombre ni en mujeres. Un murciano, sin necesidad de ser titular, ha derribado barreras insólitas.