La organización ecologista asegura que la falta de vigilancia hace posible que decenas de embarcaciones recalen dentro del área protegida. Ayer mismo fue necesaria la intervención del Servicio Marítimo de la Guardia Civil para desalojar el entorno de la isla
REDACCIÓN
El portavoz de ANSE, Pedro García, recuerda que la propia Comunidad Autónoma calcula que cada verano recalan en esa zona unas seis mil embarcaciones, con el consiguiente riesgo para la conservación de las praderas submarinas de posidonia. Para evitar daños, se estableció en su momento una zona de exclusión de unos 300 metros en la que está prohibido el fondeo; también se colocaron boyas de señalización y amarre, que hacen innecesaria la utilización del ancla. Pero de esas boyas apenas quedan media docena, no hay señales de aviso y la Consejería tampoco ha contratado el servicio de vigilancia que anunció en primavera.
NO HABRÁ SANCIONES
La organización ecologista comunicó ayer a las autoridades la numerosa presencia de barcos en torno a Isla Grosa y eso motivó que una embarcación de la Guardia Civil desalojara por la tarde las más de 50 embarcaciones que fondeaban en la zona protegida. No hubo denuncias, ni habrá sanciones, porque -como reconoce Pedro García- el área de exclusión ni siquiera está bien señalizada.
