La entrada al mirador
Buenas tardes,
En el Mirador vamos a intentar averiguar hoy cómo se están desescalando algunas instituciones culturales. Esas que el estado de alarma no consideró esenciales pero que son imprescindibles para el alma y para que sintamos que volvemos a ser normales.
La biblioteca Regional no ha dejado de trabajar y proponer cosas durante todo el confinamiento. Si tenías carné de la biblioteca o de cualquiera de las que pertenecen a la red, podías pedir prestados libros o películas on line de manera gratuita.
Ya han abierto sus puertas y, con la originalidad que les caracteriza, nos enseñaron cómo había cambiado la forma de pedir prestados los libros con un video protagonizado por muñequitos de playmobil. Porque ir a la biblioteca hace tiempo que dejó de ser algo serio y aburrido, un sitio en el que una bibliotecaria con gafas y falda larga te mandaba callar cada 5 minutos. Ahora lo normal es que estén llenas de niños, de cuentacuentos, de exposiciones, conferencias y firmas de libros. Pero ¿cómo serán en esta nueva vida? Algunas dudas resolveremos hoy con la biblioteca regional y con los concejales de Molina de Segura y Mula.
Y luego nos gustaría ir al cine. Pero no han abierto todavía. Las distribuidoras no se deciden a poner en marcha las novedades sin poder estrenar en Madrid y Barcelona y los cines de provincias no son rentables con películas atrasadas y con un tercio del aforo. Tardaremos aún un tiempo en ira los cines cerrados y ya nos estamos imaginando si volveremos con nuestros bocadillos y cojines a los cines de verano. Esos cines abiertos, donde las sillas son incómodas pero ponen dos películas seguidas y puedes llevarte de tu casa hasta magra con tomate si te apetece. En la región algunos resisten desde hace décadas y siguen construyendo recuerdos de infancia para las nuevas generaciones, pero en la ciudad de Murcia cerraron por falta de rentabilidad. Ojalá vuelvan todos, con mesas y sillas separadas, aunque sean tan duras como siempre.
Y hay quien pide que se pongan en marcha los autocines. Algo que no es tan habitual en nuestra zona aunque algunos empresarios intentaron ponerlos en marcha a principios de los años 2000 sin mucho éxito. Hemos llamado a uno de esos cines y lleva cerrado desde 2008, entonces no se veía la gracia de ir en tu coche a ver una pantalla gigante y escuchar a los actores en la radio, pero el coronavirus lo ha cambiado todo y es posible que merezca la pena hacer otro intento. Cuando pienso en el cine de verano me veo con toda mi familia cargada de cojines de colores, palomitas y bocadillos, pero cuando pienso en el autocine, inevitablemente veo a John Travolta triste porque Sandy se ha enfadado con él.
MARTA FERRERO
