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La entrada al mirador

04:32
25 JUN 2020 - 00:00
Nos quedamos sin fiestas de los pueblos

Buenas tardes,

Desde que empezamos el programa del Mirador e incluso antes, no paramos de contar que se suspenden fiestas. Ayer hablamos de la de Cehegín, hoy contaremos que los de Beniel se quedan sin San Bartolomé, y de los 45 municipios que tiene la región, sino se han suspendido todas es porque alguna ya se había celebrado antes de marzo, como los carnavales, pero está claro que el virus ha llegado en temporada alta de fiestas populares y nos las ha fastidiado todas.

En fiestas es cuando todo el mundo regresa al pueblo, se dobla o se triplica la población, se sacan camas, colchones inflables o sacos de dormir, se limpia la casa vacía de los abuelos, lo que haga falta. Muchas familias de localidades pequeñas creen que este verano se van a quedar sin ver al primo que vive en Francia o a los hijos del vecino que viene todos los años desde Barcelona. Pero no, que no se preocupen que con fiestas o sin ellas, el primo, el vecino y el cuñado vuelven.

No somos conscientes de la cantidad de personas que en España han estado encerradas en un piso pequeño, ese que se compraron en el centro de Madrid y del que tanto presumían aunque fueran 50 metros cuadrados y no tuviera luz.  Gente que lleva meses sin poder ir a ver a sus padres o abuelos con los que siempre pasaban unos días en verano aunque los adolescentes renegaran de que allí no tienen consola o la wifi es un desastre. 

En Madrid o en Barcelona quien no tiene pueblo al que volver, está como huérfano. Los de la gran ciudad siempre cuentan que han tardado una hora y media en salir, pero que luego han apretado y en tres horas o en 5 ya están aquí. No sé por qué hay que presumir de alguna de esas dos cosas, pero ellos lo hacen. 

Llegarán aquí y no les importarán las colas para entrar en una tienda porque en la gran ciudad es algo que tienen ya metido en su ADN. Disfrutarán de que hay menos contaminación, más tranquilidad, mar o montaña por la que pasear, y a lo mejor hasta piscina, que este año las casas con parcela y piscina se han convertido en la tierra prometida. La casa de la abuela con su patio fresquito y lleno de macetas, la costumbre de salir a la calle en la mecedora que antes les parecía tan pueblerina, que te pongan al día de todo lo que ha cambiado en las calles, quien se ha casado y quién ha tenido hijos… lo están deseando.     

Así que no tienen que preocuparse San Bartolomé, San Agustín, la virgen del Carmen, la Virgen de Agosto, la de la Esperanza y las Maravillas, San Roque, Santiago… que no se preocupe ninguno, que los ayuntamientos no podrán hacer fiestas, pero hay que ir preparando las camas supletorias, los colchones inflables y la casa vacía de lo abuelos. Que venir, vienen

 

MARTA FERRERO

 

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