TARDE ABIERTA. El lanzadestellos
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'Espías del Imperio' de Fernando Martínez Laínez nos sumerge en la España de los siglos XVI y XVII que contaba con un robusto sistema de espionaje y un eficaz servicio secreto. La necesidad de información era una obligación ineludible en la política universalista de la Monarquía Hispánica. Rodeada de enemigos y poseedora de un extenso imperio codiciado por otros países, España defendió sus dominios con las armas, el dinero, la diplomacia y la información secreta.
Ciudades como Londres, París, Nápoles o Bruselas se convirtieron en centros de espionaje con intereses nacionales en conflicto, y en ellas el espionaje hispano tuvo que emplearse a fondo y se mostró acertado la mayoría de las veces. Sobresalen figuras como Miguel de Cervantes o Francisco de Quevedo como espías del Imperio, en contraste con la faceta literaria de sus biografías.