El tenista murciano derrota por 7-6 y 6-4 a Daniel Evans. Su siguiente rival, ya en octavos, será el búlgaro Grigor Dimitrov.
GREGORIO LEÓN
Los grandes campeones se forjan entre adversidades. Antes del confeti hay fango. La sonrisa asoma al rostro después de apretar la mandíbula. Y Carlos Alcaraz pertenece a esa estirpe de deportistas capaz de soportar tormentas y vientos tropicales. Daniel Evans lo sometió en muchos momentos de la primera manga, con un inquietante 4-1, pero el murciano sacó su orgullo y talento para salir de las aguas cenagosas que le llegaban a la barbilla. Y Shanghái podrá seguir disfrutando de un tenista superior. Solo Rafa Nadal ha ganado más partidos de un Grand Slam en una sola temporada.
Más de una hora y media duró el set inicial, con un juego que se fue a los diecinueve minutos largos. El británico se mostraba dubitativo con su servicio, invitando constantemente a Carlitos a rompérselo. Pero no había manera. Solo un break sobre un total de trece tentativas. La seguridad del murciano con su saque le permitió llegar al 'tie-break' cuando los presagios era más negros, con el 4-1 abajo. Y ahí, en la muerte súbita, desplegó todas sus capacidades, activó sus súperpoderes, alcanzando bolas inverosímiles y cerrando el capítulo a lo grande.
Alguien que no conozca a Evans podría pensar que iba a bajar sus prestaciones en el segundo set. Ya nadando contracorriente, con un físico de treinta y tres años que se resiente en las batallas cruciales y ante tenista como Alcaraz, cualquiera podría desfallecer. No fue el caso del británico, que aprovechó a la mínima una oportunidad de quiebre. Y aunque reaccionó devolviéndoselo Carlitos, le llegaron más opciones, con un 0-40 a su favor. Lanzaba bolas envenenadas, abriendo ángulos imposibles. Menos mal que el murciano, valiéndose de todos sus recursos, recondujo la situación. Altísimo nivel tenístico. De los dos.
Poco a poco Daniel Evans empezaba a flojear. Y Carlitos vio la rendija. Al servicio el británico, lo puso contra las cuerdas. Y lo remató, con un resto ganador que celebró con un grito liberador de energía, de toda la tensión acumulada durante un partido en el que se vio obligado a picar mucha piedra para ganarse los octavos de Shanghái. El búlgaro Grigor Dimitrov ya le espera.