Goran Ivanisevic, entrenador del serbio, revela que Nole jugó contra Carlos Alcaraz con una motivación extra, dispuesto a callar bocas.
GREGORIO LEÓN
Nunca Carlos Alcaraz se adjudicó la etiqueta de favorito. Rehuyó de ella en la rueda de prensa inmediatamente anterior a su cita contra Novak Djokovic en las semifinales de Roland Garros.
Pero los analistas y observadores internacionales sí se la pusieron en el pecho, cargándolo de una presión añadida. El equipo del serbio, mientras tanto, observaba atónito todo lo que se escribía y se decía. Y que le concedieran más opciones a Alcaraz que a Nole actuó de motivación extra, como una especie de suplemento que actuó en la psique del jugador de Belgrado para callar todas las bocas. Lo ha dejado claro su entrenador Goran Ivanisevic: "Hubo gente que decía que no tenía opciones contra Carlos. Pero él es Novak. Cuando le dices que no las tiene, se vuelve el triple de hambriento. Para mí fue algo extraño ver en los periódicos que decía que era el favorito ante Djokovic. No puedes decir eso. Había jugado 33 finales de Grand Slam y ganado 22 grandes. Alcaraz es increíble. Será el próximo en ganar no sé cuántos Slams, pero no puedes decir que es el favorito. Esto es un Grand Slam. Hay nervios. Ya todos han visto lo que pasó en el tercer set. Novak lo sabe. Novak lo sabe, y espera. Como dijo Roddick, primero te toma las piernas, luego, tu alma. Después, cava tu tumba y tienes tu funeral".
La derrota de Carlitos ante el chaval de Belgrado tiene más explicaciones de naturaleza psicológica que física. Fue la presión que cargó sobre sus hombros el murciano la que le condujo a acalambrarse cuando intentaba cerrar el segundo set. Y también perdió el duelo mental, ante un Djokovic herido en su amor propio, con muchos pronósticos y parte del público en su contra. Y se rebeló esas evidencias sacando a pasear su mejor tenis, el que le ha convertido en el jugador con un número más alto de majors en su curículo: 23. Nunca se debe subestimar a un supercampeón.