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Alcaraz acelera en Indian Wells

El tenista murciano derrota a Shapovalov por 6-2 y 6-4, y el miércoles jugará los octavos de final ante el búlgaro Grigor Dimitrov.

GREGORIO LEÓN
11 MAR 2025 - 08:54
Alcaraz
Alcaraz, salvando una bola. Foto: @BNPPARIBASOPEN

GREGORIO LEÓN

Tiene algo especial Indian Wells para Carlos Alcaraz, que sabe que todos los focos están orientados a él. De que ejerce de sumo sacerdote que no puede defraudar a los feligreses, que debe conducirlos a la felicidad. Y por eso se esmera en entregar todo lo que lleva dentro. Por eso no se ahorra un punto artístico. Una carrera para salvar un globo con otro globo. Una dejada que convierte a la pelota en un colibrí. Un derechazo en el que la pelota adquiere la potencia y efecto destructor de una bola de acero. Así se las gasta el murciano en su torneo fetiche. Y Denis Shapovalov no tuvo más remedio que reconocerlo cuando se acercó a la red para el saludo final, admitiendo que hay tareas destinadas al fracaso, de pongas como te pongas. Con este nivel de juego impecable, una de ellas es rendir a Alcaraz, ya en octavos de final.

El jugador de El Palmar transitó por una carretera asfaltada durante el primer set. A su eficacia con el primer servicio, bordeando porcentajes del setenta por ciento, se oponían los problemas con su saque del canadiense, que empezó a coleccionar dobles faltas. Casi sin darse cuenta Shapovalov se vio ante el riesgo de encajar un rosco. Se rebeló ante esa situación siempre sonrojante, y encadenando ocho puntos seguidos acortó distancias con una ruptura. Pero anotarse su primer juego le costó casi diez minutos.

El segundo capítulo parecía ofrecer fuerzas más igualadas. El partido se acomodaba más al guion prefigurado. Shapovalov es un jugador de un talento indiscutible, el que le llevó a ser top-10. Ahora anda en la tarea de viajar de nuevo hacia la zona de los elegidos. Pero a su zurda Alcaraz siempre encontró respuesta, salvando puntos inverosímiles gracias a la agilidad que lo emparenta con los felinos. En la red tiene una intuición y una elasticidad que lo hacen invulnerable. Y en el sexto juego llegó la ruptura. A partir de ahí, la confirmación del break y el camino expedito para la victoria, la número catorce consecutiva de Carlitos en el desierto de Coachela, donde manda un murciano criado en El Palmar. El miércoles la amenaza se llama Grigor Dimitrov. Llegan curvas. Pero al volante está un maestro de veintiún años. 

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