El tenista murciano se impone por 6-4 y 6-2 a Holger Rune, y jugará este jueves (no antes de las 20 horas en España) contra Rafa Nadal en el Six Kings Slam de Riad.
GREGORIO LEÓN
Los capítulos de esta novela hermosa se acaban. Quedan unas pocas páginas. Y por eso hay que aprovecharlas, beberse cada línea, disfrutar con cada palabra. Rafa Nadal está en el crepúsculo de su carrera. Su retirada ya tiene fecha. Por eso, cada ocasión de verlo en directo se transforma en un acontecimiento extraordinario. Y este jueves podremos asistir a uno de ellos. El manacorí estaba ya clasificado para las semifinales del Six Kings Slam, sorteo mediante. Y Carlos Alcaraz ha cumplido con su parte del trato para que el mundo vuelva a ver a la leyenda y a su heredero. El tenista murciano ha corrido para encontrarse con su ídolo, aquel al que pedía fotos cuando era un pipiolo.
Que Holger Rune no es el tenista del año pasado está fuera de todo género de duda. El danés, que parecía estar en condiciones de discutir la hegemonía de Sinner y Alcaraz, ha ido de tropiezo en tropiezo, descendiendo por la pendiente de la clasificación ATP. Y aunque resistió lo que pudo en la primera manga, se encontró con un break, que ya resultó definitivo para dársela a Carlitos. 6-4.
Todo fue más rápido en el segundo set. El jugador de El Palmar, con una alta fiabilidad al servicio, no dio opciones. Y ademas, se marcó puntazos al resto, como uno que le arrancó una sonrisa de admiración a su entrenador, a Juan Carlos Ferrero.
Arabia y su petróleo han querido convertir este torneo fuera del circuito ATP en un espectáculo insólito. Y no por los más de cinco millones que se embolsa el ganador, millón y medio por solo participar (Medvedev, atropellado por Sinner en poco más de una hora, se lleva 21.000 euros por minuto jugado), por el juego de luces y la figura de Alcaraz proyectada en holograma antes de su partido, sino porque permite emociones genuinas. Y un nuevo homenaje a Rafa Nadal.
