El tenista murciano se entrenó con Francisco Cerúndolo, su rival esta semana en Queen's.
GREGORIO LEÓN
A Carlos Alcaraz no le modifican los planes las supersticiones ni las reglas no escritas. Una de ellas es que no debes realizar ningún entrenamiento con un rival al que tengas delante en el torneo que vas a jugar. Pero el murciano había programado ya su sesión de trabajo del domingo con Francisco Cerúndolo antes de que el sorteo los colocara como enemigos en la primera ronda de Queen's. Se enfrentarán este martes o miércoles, en día y horario que debe concretar la organización del torneo londinense.
El jugador nacido en El Palmar se impuso en el set de entrenamiento por 7-5. Se le vio cómodo y feliz. La victoria en Roland Garros lo ha revitalizado, espantando todos los fantasmas y miedos que le merodeaban. Las molestias en el antebrazo parecen cosa del pasado, y se prepara a conciencia para repetir éxito en Queen's, cita que le afinó el año pasado para luego ganar Wimbledon en un partido memorable ante Djokovic.
La vida no para de sonreírle a Alcaraz. De las lágrimas por la obligación de desistir de ir a torneos que le ilusionaban (por ejemplo, Roma), sin encontrar fiarse de su derecha por culpa de la lesión en el músculo pronador, a un estado de felicidad plena, tras coronarse en Roland Garros. Y a ello se suma el nuevo contrato con Nike, que le dará una cantidad de entre 15 y 20 millones de dólares, según la información de Relevo. El murciano tendrá logo personalizado, como en su día se ganaron leyendas del tenis con apellidos ilustres: Nadal y Federer.
