El murciano y el delantero de la selección española comparten portadas y elogios. Uno quiere ser campeón de Wimbledon, de nuevo. El otro, conquistar la Eurocopa para España. Alcaraz juega este viernes (14.30 horas).
GREGORIO LEÓN
La España de Lamine Yamal y de Carlos Alcaraz. Uno firma goles museísticos con bracketts en la boca; el otro aún tiene acné. Uno lleva tiempo tomando las portadas de los periódicos de todo el mundo, desde que tocó el cielo en Nueva York, en 2022. El otro lleva soltando fogonazos cegadores desde hace unos pocos meses. Los dos, de orígenes muy humildes. El Palmar y Mataró han sido puestos en el mapa gracias a dos de sus hijos. Y ambos no pierden oportunidad de recordar de dónde vienen. La España donde reinan dos niños.
El domingo puede ser un día recordado para la historia. Julio solía ser el mes del Tour de Francia. De las hazañas de Miguel Induráin. O de Alejandro Valverde, en tiempos más recientes. Pero este año todo el protagonismo se lo están quedando la selección española y el murciano que anda por Wimbledon, intentando conquistar Londres, por segunda vez consecutiva. El equipo que adiestra Luis de la Fuente se ganó la clasificación para la final. Sí o sí aparecerá en el escenario de Berlín ese día. Carlos Alcaraz aún debe saltar un obstáculo, y no pequeño. Un ruso de casi dos metros, que con su aire desgarbado, y que es un muro impenetrable. Y en su mente se revuelven sentimientos de venganza. Fue el murciano quien le expulsó del torneo el curso anterior, cuando ya se veía ante Djokovic. Daniil Medvedev no olvida.
Gilles Cervera tiene apellido español. Pero es francés. Y dirige los entrenamientos de Medvedev. Ha hecho un análisis de aquella derrota, para que no se reproduzca este viernes: "Ahora se trata de intentar trabajar en ello, hacer algo diferente para perturbar a Carlos y tener la oportunidad de ganar y presionarle en diferentes situaciones que no le gusten para tener éxito". La joya de Murcia está describiendo una trayectoria impecable en hierba, solo manchada por la derrota ante Draper en Queen's. Como si se hubiera criado entre pastos y vergeles, ese verde tan del norte, tan ajeno al sureste en el que se ha criado. "Es un gran desafío para nosotros, pero realmente creemos que podemos lograrlo", insiste el entrenador del moscovita.
Y no exagera el francés. El historial de enfrentamientos tampoco está de parte de su pupilo. En total, Alcaraz y el ruso se han encontrado en el camino seis veces, con cuatro victorias para el murciano. La última data de comienzos de año, en Indian Wells. La cita es en la pista central del All England Club a las dos y media de la tarde. Carlitos ha levantado el pie del acelerador estos dos últimos días, con tiempo para jugar al golf, dejarse saludar por Tara y Stefan, los hijos de Djokovic y de ver jugadas repetidas de la Eurocopa.
"¡Qué bueno es!", se le escapó a Alcaraz, con los ojos brillantes de emoción, al ver la jugada de Lamine Yamal repetida. El murciano no está perdiendo detalle de lo que hace la selección en Alemania. Se desconoce si el jugador del Barcelona es aficionado o no al tenis. Da igual. Los dos salen de la misma cuna. De los elegidos. De aquellos que han traído el futuro.