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Duino quiere arreglar antes de julio el futuro del Cartagena

Intermediarios de dos fondos de inversión americanos, interesados en el comprar el club. Duino Inversiones, dispuesto a escuchar la propuesta de Jimbee.

GREGORIO LEÓN
07 ABR 2025 - 21:30
Belmonte
Francisco Belmonte, en su última rueda de prensa. Foto: FC Cartagena

GREGORIO LEÓN

"De una forma o de otra esto tiene que estar arreglado el 1 de julio". Así, en esos términos tan claros, inequívocos, se expresa una fuente autorizadísima de Duino Inversiones, en conversación con Onda Regional. La sociedad que tiene la titularidad del 85 por 100 de las acciones del Cartagena está trabajando para salir del laberinto en el que ha entrado el club, con graves problemas financieros que ponen en peligro su subsistencia y con un descenso a Primera RFEF que se puede consumar ya el próximo fin de semana. 

Duino Inversiones explora todas las posibilidades que tiene a su alcance para poner fin al periodo actual, marcado por el desánimo y la desconexión entre club y afición, patentizada en las últimas entradas en el Cartagonova. La empresa propietaria del Cartagena es muy consciente de que la situación presente no se puede prolongar en el tiempo, con el presidente Francisco Belmonte sometido a una fuerte contestación social, los ingresos reducidos a la mínima expresión y un futuro incierto que ya ha llegado incluso a manifestarse públicamente a las autoridades locales, con la alcaldesa Noelia Arroyo a la cabeza.      

La empresa que administra Fernando Carreño está abierta a todas las opciones razonables. Jimbee es una de las empresas que se ha postulado para comprar el Cartagena, con una oferta cercana a los tres millones de euros con el equipo en Primera RFEF, a la que se agregaría una cantidad adicional en el momento del regreso al fútbol profesional. Duino Inversiones, hasta la fecha, se ha mantenido imperturbable: no vende por menos de los ocho millones aportados desde que se hizo con el gobierno de la entidad en 2015. Pero también sus responsables no son ajenos a las leyes del mercado, con el juego de la oferta y la demanda. El panorama se ha transformado radicalmente. Este Cartagena a 23 puntos de la salvación no tiene nada que ver con aquel Cartagena de los goles de Rubén Castro y los pases de De Blasis. Marcelo Figoli ofertó 16 millones de euros. Duino quiso incluir en el contrato cláusulas que engordaban esa cifra, en caso de ascenso a Primera División. Y la operación se frustró. El empresario argentino dirigió su inversión al Burgos. Pero todo eso pertenece al pasado. Con un club menesteroso, una propuesta formulada en términos racionales puede hacer modificar el precio de venta que parecía inamovible, los famosos ocho millones. Y ahí Miguel Ángel Jiménez Bosque puede jugar sus cartas. "Lo que no vamos a permitir es otro Sporto Gol Man u otro Luis Oliver", se enfatiza desde Duino. La empresa que ostenta el poder del Cartagena evalúa diferentes soluciones jurídicas, siempre y cuando la parte compradora sea fiable. Alquiler con opción a compra, compra con una cantidad revisable en caso de ascenso... Todo menos mantener el statu quo actual. "Sacaremos esto para adelante, pero sin caer en el pánico. Ni hay pánico, ni ruina, ni solar", se insiste desde Duino Inversiones.   

Llamadas desde Estados Unidos

Duino Inversiones sigue recibiendo proposiciones, más o menos serias. Las últimas, de este pasado fin de semana, han venido de dos fondos de inversión radicados en Estados Unidos. Pero no las han hecho directamente sus responsables, sino intermediarios. Ese tipo de llamada es la habitual, el 90 por 100 de las que llegan a la empresa propietaria del Cartagena. Compradores nebulosos, empresas de difícil rastreo, inversores difusos que nunca presentan la acreditación y credenciales necesarias. 

Belmonte, más cerca de volver al palco

El presidente de la entidad, que ha dimitido de su obligación de acudir al palco del estadio, está rumiando la vuelta al Cartagonova. Ya estuvo a punto de volver a desempeñar sus funciones el pasado 29 de marzo, con la visita del Castellón. Una vez que el descenso es inevitable, que el ruido que generaría su regreso ya no actuaría como elemento distorsionador sobre los hechos del césped, Belmonte puede ocupar su asiento en el palco en cualquier momento.      

 

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