Los grana, penalizados por sus errores defensivos, pierden por 5-1 en Valdebebas y pueden acabar la jornada a nueve puntos del 'play off'.
GREGORIO LEÓN
Andaba el Murcia con la calculadora en la mano. Una victoria mía, combinada a una derrota del Recre. Tres puntos por aquí, tres puntos por allá... Pero la realidad se ha impuesto, dejando esas expectativas en el cuento de la lechera. En una mera elucubración ilusoria. El Real Madrid Castilla estaba en el diván, deprimido por seis jornadas sin victoria. Ni había marcado un gol en los últimos cuatro partidos y hasta una leyenda como Raúl González era sometido a juicio. Y el Murcia lo ha rescatado. El equipo de Pablo Alfaro, que ya sufrió un gatillazo ante el Intercity, también resbaló en el Alfredo di Stéfano. El Murcia queda a seis puntos del 'play off', que pueden ser nueve si el Recreativo gana al Ceuta este domingo.
A ritmo de vals. Así se jugó la primera parte. Átono, sin velocidad, el fútbol desplegado por los dos equipos no alteró el pulso. El filial del Madrid, urgido por los resultados, quiso ser intenso. Castigó a faltas a los grana, que tardaron en gobernar el partido. Pero empezaron a hacerlo, con buenos desplazamientos de balón de Isi Gómez hacia el sector izquierdo, territorio de Juanmi Carrión y Dani Vega. Pero hasta ahí llegaba el peligro. Nadie conectaba con Amín, elegido como punta para esta cita en Valdebebas.
La trama del partido se modificó en el comienzo del segundo acto. Nico Paz condujo el balón, sin que Svidersky ni Sabit abortaran la jugada cuando había que hacerlo. Marcos Mauro salió al cruce. Pero ya todo era tarde. El argentino soltó un latigazo para hacer el 1-0. Y otra vez el mismo futbolista se expresó. Una falta al borde del área le permitió un lanzamiento ajustadísimo al fondo de la portería. El talento de un futbolista ya alineado por Ancelotti en el primer equipo le estaba torciendo la tarde al Murcia.
Y en pleno despelote defensivo, Juanmi Carrión admitió una galopada de Víctor Muñoz, con más velocidad y energía. La excursión acabó con un remate delante de las narices de Gianni Cassaro. En ese momento ya estaban en el campo José Ángel Carrillo y Pedro León. El entrenador grana intentaba dar un viraje. Pero ya era tarde. El Murcia estaba perdido en alta mar. El naufragio era inevitable.
El desastre creció. A Isi Gómez le robaron un balón en la frontal del área. Y Gonzalo García presentó el pie derecho para marcar a placer, observado por la candorosa defensa grana.
Carrillo, de chilena, anotó el 4-1. Un gol de una gran belleza plástica. Pero ni eso pudieron disfrutar los aficionados del Murcia, porque acto seguido Álvaro Rodríguez también se apuntaba a la fiesta goleadora. Una tortura permanente. Una tarde de vergüenza.
