El nuevo portero del Murcia es hijo y nieto de arqueros argentinos. Su padre Daniel explica las razones de esta dinastía que ha vivido bajo los palos.
GREGORIO LEÓN
Gazzaniga es un nombre que retumba con fuerza en las porterías. El más conocido de esta dinastía de guardametas es Paulo, héroe de un Girona que ha provocado asombro y admiración en todo el mundo. Y otro Gazzaniga entra en la historia del Real Murcia, que se ha decidido por la incorporación de Gianfranco. Fran Fernández, nuevo técnico grana, lo descubrió en las bases del Almería. Y ahora podrá tenerlo a su disposición.
La saga la inició el abuelo, que ya era portero, aunque no pudo entregarse al profesionalismo. La continuó con éxito Daniel, el padre del ya portero grana. Llegó a defender los colores del River Plate allá por la década de los 80, llegando a ganar la Copa Intercontiental. Su trashumancia le llevó después a Ecuador y Bolivia, e incluso Eslovaquia fue un país en el que desplegó sus cualidades bajo la portería, observado por sus pequeños, que quisieron recoger el legado del padre y engrandecer el apellido Gazzaniga.
"Gianfranco jugaba de volante ofensivo. Pero una lesión cuando tenía diez años hizo que tuviera que colocarse de portero. Y ahí empezó todo", confiesa el padre de los Gazzaniga, quien explicita cuáles son las cualidades que distinguen al nuevo meta grana: "No tiene problemas en jugar con las dos piernas. Es un arquero salidor del área. Le gusta mucho el juego aéreo. Se desempeña bajo los palos. Habla mucho con la defensa y sus compañeros".
Ahí lleváis la entrevista completa...