La cúpula directiva asume la superioridad del Ibiza y la dificultad a partir de ahora de desbancarlo de la primera plaza.
GREGORIO LEÓN
La derrota del Real Murcia ante el Sevilla Atlético, hace dos semanas, hizo que Fran Fernández se asomara al acantilado. Su posición era débil. Y Felipe Moreno, hombre que jamás toma decisiones en caliente, con las pulsaciones disparadas, respiró profundamente y escuchó todas las opiniones, inclinándose por darle continuidad. Salió de Nueva Condomina visiblemente enfadado. Las horas y los días lo calmaron, y el entrenador se reivindicó en Mérida, con una goleada que disparó todas las ilusiones y expectativas. El 1-4 le devolvía crédito. Restauraba la confianza en él.
El Murcia se ha encontrado con nuevo traspié ante su hinchada. Pero esta vez la situación es distinta. El equipo ha sido proactivo desde el primer minuto, sin malgastar los 45 minutos iniciales, acumulando ocasiones para marcar. Y se topó con un rival con la fuerza de un bisonte que va a atropellando a todos desde hace semanas. Ya el Ibiza se presumía candidato al ascenso en agosto. Las reformas efectuadas en la plantilla han confirmado esos pronósticos. Bebé y Davo, con cuatro goles cada uno, han sido fichajes de impacto inmediato. Por contra, Flakus ha anotado dos tantos, pero Davo, el Davo del Murcia, aún no se ha estrenado.
Felipe Moreno ha hecho una inversión considerable para dotar a la plantilla de mayores prestaciones. Pero Amadeo Salvo ha ido aún más lejos. La diferencia quedó patentizada en Nueva Condomina este domingo. Y el presidente grana ha tomado conciencia de la dificultad de desbancar al Ibiza del primer puesto recién conquistado. La asunción de una realidad que deja la continuidad de Fran Fernández excluida de cualquier debate sobre su continuidad.