JIménez Bosque ofrece dos millones ahora, y seis más si el equipo se mantuviera en la Segunda División. Duino Inversiones rechaza este planteamiento: "No hay comprador", concluye la empresa dueña del Cartagena.
GREGORIO LEÓN
Miguel Ángel Jiménez Bosque no ha abandonado su idea de hacerse con el control del Cartagena. Es un sueño largamente incubado, que podría ver realizado si alcanzara un acuerdo con Duino Inversiones en las negociaciones entabladas desde diciembre del año pasado. El diálogo con Francisco Belmonte es muy fluido, y ambos se han lanzado piropos en público. Jiménez Bosque elogió la gestión durante todo su mandato del presidente actual del Cartagena; Belmonte calificó al dueño de Jimbofresh de "amigo". Orilladas todas las diferencias que habían ensuciado la relación, llevándola a quebrarse por completo, ahora aparecen como aliados y socios en un proyecto común: el futuro de la entidad.
El Cartagena se ha depreciado desde que irrumpió en la escena Jiménez Bosque como posible comprador. Con el equipo a dieciocho puntos de la salvación, la permanencia en la categoría es puramente quimérica. La oferta de Jimbee no se ha alterado, y sigue activa: dos millones en este momento, y para el supuesto de que el conjunto albinegro lograra quedarse en el fútbol profesional, esquivando el descenso, seis millones de euros más. Sin embargo, ese planteamiento se queda muy corto para las expectativas económicas de Duino Inversiones, la empresa propietaria del Cartagena. La sociedad que administra Fernando Carreño ve de todo punto imposible cerrar acuerdo alguno en esas cantidades. Primero, porque aun habiendo descenso, el Cartagena vale más de dos millones, según la tasación hecha por Duino. Y segundo porque, si se obrara el milagro y el club conservara su plaza en Segunda División, el precio sería más elevado que los ocho millones de euros ofertados por Jiménez Bosque. "Es que en Segunda el Cartagena vale más de diez millones, seguro", subraya a Onda Regional una fuente cualificadísima de Duino, que no duda de la solvencia y capacidad económicas de Jimbee, pero considera que la propuesta formulada en tales términos económicos no es admisible.
Fernando Carreño, poseedor del 85 por 100 de las acciones de la sociedad propietaria del Cartagena, atendido el consejo de sus asesores, lo tiene claro: el club no se vende por dos millones de euros. Duino es profundamente realista: no hay comprador. Como lleva ocurriendo desde hace más de un año, con diferentes opciones y tentativas que han ido cayéndose. Quien más cerca estuvo fue Enrique Martí, con el que el club llegó a firmar un contrato de compra-venta, con fechas y plazos, e incluso comunicación al Consejo Superior de Deportes de las intenciones compradoras del empresario valenciano. Problemas burocráticos irresolubles desbarataron la operación.
A Duino no le aprieta el zapato. No quiere malvender. Y ya anda preparando la próxima campaña en Primera RFEF, con Francisco Belmonte de presidente. Nadie puede abandonar su casa si no aparece comprador que alcance la oferta más baja. Al otro lado del puerto de la Cadena, Jesús Samper tampoco lo encontró para su Real Murcia, y murió sin poder transferirlo. Y era tal su grado de desesperación que llegó a caer en las manos de Antonio Perea, con el que abrió negociaciones que solo sirvieron para escribir uno de los episodios más delirantes de la historia del club murcianista. El mercado tiene sus propias leyes. La compra-venta de clubes puede llevar años. Y ese es el análisis que se hace desde Duino Inversiones.