Otro calvario en el Cartagonova

Siete jornadas lleva Guillermo Fernández Romo en el banquillo del Cartagena. Siete derrotas acumula el cuadro albinegro desde entonces. Y no por demérito del entrenador, que también tiene su parte de culpa, sino porque la inercia del Cartagena esta temporada es tan deprimente que no hay manera. Decía esta semana Fernández Romo que le cuesta dormir y no es para menos. Un calvario tras otro. Y con guiones muy similares. Este partido agravado con una decepción personal para él, llegando a decir que era la derrota que más le había dolido.

El Cartagena volvió a perder, esta vez ante el Eibar (0-2) y de nuevo se cayó, como un castillo de naipes, cuando mejor estaba. Había mostrado un inicio prometedor, en la línea de lo mostrado en Elche. Y tras un mano a mano de Millán que le sacó Magunagoitia llegó el mazazo. Perdonó y lo pagó. Avisó Bautista con un chut desde la frontal que buscaba el palo largo y acto seguido el punta triangulaba y dejaba un balón franco para que Jorge Pascual batiese a Pablo Campos. Se acabó. Porque menos de cinco minutos después, en el 27', Cubero remataba sin oposición un saque de esquina para el 0-2.

No hubo tampoco reacción tras el descanso. Ni con los cambios. Es más, Alkain estuvo a punto de hacer el tercero pero Pablo Campos dejaba el habitual paradón 'marca de la casa'. Escriche se iba lesionado, para complicar aún más el panorama. Pudo haber emoción si a balón parado tras peinar Sipcic hubiese marcado N'Diaye en un gran remate de cabeza. Luego entraría Ortuño, que tras presionar al meta rival casi da un susto a los armeros. Tampoco. Ni siquiera el gol del honor lograría el Cartagena porque el remate de Kiko Olivas en el añadido se fue al larguero. Perdió, otra vez, el equipo albinegro. Ante un Eibar que llevaba nueve jornadas sin ganar y que encontró en el desangelado Cartagonova un bálsamo. Otro calvario. Y cada vez con menos gente en la grada, sólo 2788 espectadores. La peor entrada en muchos años.