El fondo de inversión estadounidense ha agotado el plazo que tenía para aportar una cantidad inicial, y Duino Inversiones se plantea ceder el club a una comisión gestora.
GREGORIO LEÓN
A la tercera tampoco ha llegado la vencida. El pesimismo se había instalado en Duino Inversiones, que no esperaba noticias de signo positivo del fondo de Estados Unidos con el que ha estado negociando durante las últimas semanas. El plazo dado por la empresa propietaria del Cartagena ha concluido este lunes, sin que tal fondo haya ingresado la cantidad pactada sobre el total de nueve millones y medio de euros estipulados, y el proceso ha quedado interrumpido en la revisión de las cuentas del club. Como en las dos ocasiones precedentes, el inversor americano no ha dado pruebas fehacientes de su voluntad de compra.
En Duino Inversiones ya van tomando conciencia de la necesidad de buscar una fórmula alternativa a la venta. Fernando Carreño, administrador de la sociedad, está abierto a ceder la gestión del club durante un tiempo determinado, y en esa línea, un grupo de empresarios del campo de Cartagena está en disposición de asumir tales funciones, de coger el control del club, actualmente en manos de Francisco Belmonte, que actúa de oposición a ese planteamiento que sí ve con buenos ojos el accionista mayoritario de Duino Inversiones. Este grupo está constituido por ocho personas, y está preparado para la asunción del control de la entidad, para poner en marcha un nuevo proyecto 2025/26 desde posiciones pragmáticas y realistas. El principio rector será la austeridad, con un presupuesto contenido que nacería de los ingresos por la campaña de abonos y el empresariado local. Queda descartada la compra del club, como idea inicial. Duino ya valora esta propuesta, pero antes de entrar a fondo en ella, agota todas las posibilidades de venta. Fernando Carreño aún cree que puede aparecer un comprador. En esa dirección, el agente futbolístico Rafael Cascallana no ha dejado de maniobrar, en búsqueda de capital económico que permita acometer una operación de varios millones de euros. Las reuniones y llamadas no han cesado durante los meses precedentes, y se mantienen estos días, aunque sin un resultado práctico.
El precio de la venta se ha ido modificando al compás de los acontecimientos y las noticias que han trascendido, algunas inquietantes. El descenso de categoría ha devaluado el producto. Imposible venderlo ahora por los dieciséis millones y medio originarios. Y la aparición de mensualidades impagadas ha sido una daga directa al corazón, que se ha llevado por delante a algún posible inversor. Esos retrasos prueban una existencia de insolvencia, de claras dificultades financieras que ya no se pueden tapar con los discursos hiperbólicos de Belmonte en rueda de prensa. La deuda a corto plazo es de 1,8 millones de euros, que también echa para atrás a posibles candidatos. Duino se ha resistido a bajar el precio, pero los hechos lo han colocado en el terreno de la realidad. Y el mercado también ofrece pistas a compradores. El Eldense está a punto de venderse por cinco millones de euros (con todo pactado, un incremento de 500.000 euros dictado por el vendedor en el precio pactado desbarató la operación, que ahora se va a retomar). El Guadalajara también está en venta, por tres millones y medio de euros. En ese contexto se mueve el Cartagena.
Mientras tanto, Belmonte se aferra al volante, negándose a soltarlo, plenamente legitimado para descartar compradores y vetar gestores futuros. El presidente de la entidad se siente incomprendido, y considera fuera de lugar el chaparrón de críticas que está soportando. Belmonte no entiende la dureza de esas críticas por una temporada mala, solo una, que ha costado el descenso, y pone en la balanza todos los años anteriores, de éxitos deportivos. El presidente, alérgico a juicios negativos, está muy lejos de darse un suspenso. Solo ha sido un mal año en medio de muchos otros buenos. Los mejores de la historia. Ese es su pensamiento. La opinión pública tiene un parecer opuesto. En la calle su figura solo produce rechazo.