El tenista murciano se impone a Lehecka (6-4, 6-2 y 6-4) y se planta en las semifinales del US Open
GREGORIO LEÓN. Nueva York
Carlos Alcaraz hace pequeños a los grandes. Jiri Lehecka es un jugador lleno de talentos. Pero el tenista de El Palmar ha activado en Nueva York sus superpoderes, y no ofrece ni una sola grieta a sus enemigos. Y así, pleno de juego, confianza y recursos se ha metido en las semifinales del US Open.
Nadie quiere perderse un partido de Carlos Alcaraz. Tampoco Rosalía. Entre artistas anda el juego. La Arthur Ashe, otra vez a rebosar, aunque sea turno de mediodía. La temperatura es muy agradable. Veinticinco grados y ganas de disfrute.
Comienza Carlitos a todo trapo. Una ruptura ya lo coloca en ventaja. Y confirma con su servicio, con passing paralelo que provoca el aplauso de la Arhur Ashe. El murciano siente la pelota, se recrea, no da respiro al saque. Borda el tenis. Abre ángulos, lanza obuses... Reacciona Lehecka, capaz de leer alguna dejada, rapidísimo de piernas. Pero Alcaraz no se deja intimidar y resuelve el primer set.
El siguiente capítulo parece una repetición del anterior. El murciano aprieta al resto, mete miedo subiendo a la red, provocando los errores del checo. Con un break el viento sopla a su favor. Vuelve a regalar un golpe paralelo, mandando la bola a un rincón imposible, esta vez valiéndose del revés. Pero a Carlitos le quedan más trucos de magia. Desde el suelo se intenta una volea que parece de videojuego. Con un ace cierra la manga. Perfecto.
La desesperación empieza a hacer mella en Lehecka, enredado en dudas, inerme. Y después de un largo intercambio de golpes, Carlos Alcaraz hace el quiebre buscado, para llevarse el partido con su servicio. Ya espera a Djokovic o Fritz.
