El tenista murciano intensifica su trabajo de preparación para el Open de Australia, su gran objetivo de 2026.
GREGORIO LEÓN
Primero produjo asombro. Y luego, un torrente interminable de reacciones. Todo el mundo ha opinado de la ruptura de Carlos Alcaraz con Juan Carlos Ferrero. El planeta tenis ha vivido una convulsión. Pero el jugador murciano, que no se ha expresado públicamente, ha intentado quedar al margen del ruido, en el refugio que siempre es para él su familia y los amigos. Ha podido disfrutar de la paz navideña, no solo dándolo todo en cada entrenamiento en el Club de Campo, sino también acudiendo a espectáculos de primer nivel que ha brindado la ciudad de Murcia. En pocos días ha protagonizado dos saques de honor (en el Murcia-Betis de Nueva Condomina y en ElPozo-Barcelona del Palacio de los Deportes), además de ver en directo este martes el UCAM Murcia CB-Real Madrid. Partidos de potencia máxima.
Carlitos tiene previsto viajar ya a Corea del Sur el próximo día 7, después del día de Reyes. El 10 tiene un partido de exhibición contra Jannik Sinner. Y de ahí volará a Melborune. Le espera el único Grand Slam que le ha sido esquivo: el Abierto de Australia. Si antes todos los focos le apuntaban directamente, ahora con más motivo: el divorcio con Ferrero. Cada gesto, cada punto, cada partido... va a ser analizado de manera minuciosa, concienzuda. Pero Alcaraz está tranquilo. Samuel López ha hecho con él un trabajo excepcional durante los últimos meses, que debe quedar subrayado en 2026.
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