El tenista murciano se mete en la final de Queen's, tras ganar a Roberto Bautista (6-4 y 6-4). Es la victoria 250 de Alcaraz, que este domingo jugará la final contra el checo Lehecka.
GREGORIO LEÓN
Un halo de invulnerabilidad rodea a Carlos Alcaraz después de conseguir lo inaudito en la final de Roland Garros. Cuando parecía que todo se había visto en París, llegó el desenlace insólito en la batalla de más de cinco horas entre el murciano y Jannik Sinner. Y con esa fortaleza inviolable ha comparecido Carlitos en Londres, en la hierba, con todas las complejidades que tiene el cambio de superficie. Da igual. Solo Jaume Muner lo comprometió. Este sábado Roberto Bautista lo intentó, pero sin éxito. El castellonense, en el crepúsculo de su carrera, había silenciado a Holger Rune y se presentaba en las semifinales pleno de fe. Pero la mejor versión de Alcaraz es inatacable.
Sin fisuras, muy seguro en sus golpes, borrando líneas, los pulmones llenos de oxígeno, las piernas elásticas, el tenista murciano coleccionó winners en la primera manga. Y a la mínima oportunidad firmó una rotura de servicio para colocarse con ventaja por 2-1, que ya no soltaría hasta el final. 6-4.
Roberto Bautista se afanó en el siguiente capítulo en sacar adelante sus turnos de servicio. Pero pronto se encontró con un break, y con el camino aún más empinado. Con el 3-2, Carlos Alcaraz solo tenía que mostrar la fiabilidad acostumbrada al saque, donde sus porcentajes en Queen's están siendo muy altos. Tuvo un ligero desfallecimiento en el octavo juego, pero se repuso de inmediato y Carlitos salvó una segunda bola de ruptura. La opción de resolver definitivamente el partido le llegó primero al resto, pero no la aprovechó. Con su servicio, esta vez sí, se llevó la victoria, la número 250 de su carrera. En menos tiempo que Rafa Nadal o Boris Becker.
