España derrotó a Brasil, y conquistó su primer campeonato del Mundo de fútbol sala. Paulo Roberto, Kike Boned y Ricardo se colgaron la medalla de oro en Guatemala. Fue un 3 de diciembre. De hace 20 años...
GREGORIO LEÓN
El gol de Iniesta en Johannesburgo ha quedado grabado en la memoria colectiva de este país. Imborrable como un tatuaje. Pero diez años antes, España ya conquistó un Mundial que nunca antes había alcanzado: el de fútbol sala. Este jueves se cumplen exactamente 20 años de aquella epopeya. La selección española, entonces dirigida por Javier Lozano, no era la favorita. Goleó a Cuba, Irán y Argentina en la primera fase. También a Croacia, Portugal y Holanda en la segunda. Pero las curvas más pronunciadas llegaron en la semifinal. La imponente Rusia de Konstantin Eremenko era un escollo muy alto, que España saltó gracias a un gol de Paulo Roberto (2-2) y otro de Daniel, a seis segundos del final.
Y España, con las velas infladas por el viento, se presentó en la final. Brasil aguardaba, presumiendo de tres títulos. Nueve mil personas llenaba el pabellón Domo, de Guatemala. A los dos minutos Daniel, luego jugador de Inter y hoy director deportivo del Betis, firmó el 1-0, con respuesta de Anderson. Javi Sánchez adelantó a la selección española al borde del descanso. Manoel Tobías, que jugaría cinco años después en Polaris World, empató. Y Vander complicó aún más las cosas con el 2-3. Pero la trama del partido giró, de manera inesperada. Dos dobles penaltis aprovechados por Javi Rodríguez, el último a falta de un minuto para el desenlace, dieron a España su primer título del Mundo.
En la selección descollaba Paulo Roberto, quien ha recordado en un programa de la LNFS, momentos casi íntimos de aquel equipo: "Las cervezas y las hamburguesas que viajaban a las habitaciones, un poco a escondidas, pero que sirvieron para unir más al grupo, para que nos sobrepusiéramos a todo. Mi vida cambió. No es lo mismo ser un gran jugador, que ser un jugador campeón del Mundo".
Kike Boned también evoca el Mundial que hizo cumplir todos los sueños largamente incubados: "Creímos. Había un convencimiento colectivo de que lo podíamos conseguir. Yo tenía 22 años, era el más joven de todos, y no llegué a jugar ni un minuto de la final. Pero para mí todo fue un aprendizaje enorme".
También representó a ElPozo Murcia otro futbolista, Ricardo, quien fue llamado de urgencia por las lesiones de Luis Amado y Guillermo. No llegó a jugar un partido. Solo lo podía hacer si persistía la fatalidad, y se rompía Jesús Clavería. Algo que afortunadamente no ocurrió. Pero el Mundial también es suyo.