El empresario evalúa pros y contras, teniendo en cuenta el contexto de incertidumbre económica mundial
GREGORIO LEÓN
Enrique Roca tiene conciencia desde joven que el mundo está interconectado. Eso agudizó su instinto empresarial, que le ha permitido desarrollar diferentes proyectos. Murcianista declarado, ha dado nombre al estadio de la ciudad, elevándolo al frontispicio de Nueva Condomina, rebautizado desde que este empresario lorquino llegó a un acuerdo con el Real Murcia que tiene 4 años de duración.
La idea que manejaba era participar de forma activa en la ampliación de capital en curso. Actualmente es el segundo máximo accionista, tras haber comprado títulos por valor de 221.000 euros. Francisco Tornel encabeza el ranking, con 264.000 euros. Y aunque la diferencia es apenas de 43.000 euros, tentadora para que Roca abra su cartera, el coronavirus ha puesto en duda todas las certidumbres y seguridades. El abogado y empresario lorquino evalúa de forma minuciosa pros y contras, trazando diferentes perspectivas futuras. La fotografía actual es altamente inquietante, con la economía mundial en colapso por culpa del Covid-19. Con los economistas conjeturando sobre cómo sera el dibujo de la recuperación (en V, en U, en L, en W...), el miedo se ha extendido. Enrique Roca no es ajeno a las pérdidas que está causando el coronavirus. Su centro comercial, el Business Center, está cerrado. Las operaciones inmobiliarias también han sufrido un frenazo en seco. Con el tráfico aeroportuario reducido a mínimos, no hay clientes extranjeros para activos inmobiliarios que esperan en la costa de Torrevieja.
Todas estas consideraciones son las que hace Enrique Roca, que no tomará una decisión hasta este jueves. No descarta comprar un paquete de títulos del club. El Real Murcia le importa, y ha dado pruebas suficientes al dar el paso de ofrecer su capital a cambio del rebautismo del estadio, opción que desecharon otros empresarios. Pero tampoco quiere cometer insensateces. El mundo ha sido arrastrado a arenas movedizas. Enrique Roca se mueve entre el amor inocultable al Murcia y la prudencia que aconsejan estos tiempos sombríos. Esta semana resolverá el dilema.