El exdirectivo del Murcia testificará el próximo 29 de septiembre, citado por el Juzgado de Instrucción, que ha atendido la petición formulada por el Real Murcia
GREGORIO LEÓN
Compañero de aventuras de Raúl Moro, cuando al empresario extremeño se le acabó el dinero o las ganas para seguir adelante, buscó a alguien que recogiera el testigo. Deseado Flores facilitó la llegada de Mauricio García de la Vega. El frío ya apretaba. Los turrones estaban ya en las tiendas. Era diciembre de 2017. A los tres meses, Moro revocó los poderes concedidos al mexicano. El conflicto, aún vivo, cuatro años más tarde, acababa de arrancar.
El Consejo de Administración del Real Murcia ha hecho un movimiento agresivo contra García de la Vega, al que ha imputado un supuesto delito de administración desleal en el tiempo en que el mexicano actuó como dirigente murcianista. Ese es el punto central de la querella criminal presentada por los abogados del club.
El Juzgado de Instrucción número 5, a petición expresa del Murcia, ha llamado a declarar a Deseado Flores. Es una prueba clave que puede determinar el desenlace del procedimiento penal. Mauricio García de la Vega ha insistido, reiteradamente, en que él no fue nunca administrador del Murcia, y por tanto, quedaría exonerado de cualquier responsabilidad, que deriva hacia Deseado Flores, consejero delegado del club en aquellos tiempos. Pero el Consejo de Administración tiene un parecer jurídico bien distinto: el mexicano tomaba decisiones. Decisiones que causaron graves perjuicios económicos a la sociedad, y que se elevarían, según las cuentas del Murcia, a más de un millón de euros.
Deseado Flores testificará el próximo 28 de septiembre, a las diez de la mañana.