El tenista murciano accede a los cuartos de final del Masters 1.000 de Miami, derrotando de nuevo al top-5 del mundo, Stéfanos Tsitsipas, por 7-5 y 6-3. Su próximo rival será el serbio Miomir Kecmanovic.
GREGORIO LEÓN
En el deporte hay un club muy selecto de elegidos por los dioses para regalar espectáculo. Para hacer felices a los demás. Carlos Alcaraz es uno de ellos. De los que disfruta proporcionando placeres refinados. Por eso rinde homenaje al tenis con dejadas, con globos y todos los registros que tiene a su alcance para poner en pie a los aficionados. Así lo hizo también ante Stéfanos Tsitsipas, con un Hard Rock Stadium entregado al juego del murciano, inerme ante la variedad de sus golpes y su fiereza en la pista.
Hace siete meses, en Nueva York, Alcaraz ya le gritó al mundo que estaba aquí. Un Tsitsipas desavisado se encontró con una derrota fuera de guion. Ahora tampoco le sirvió estar alertado. El desenlace ha sido el mismo. El murciano va eliminando rivales por costumbre. Ganándoles por rutina. Da igual su tamaño o número de ranking.
Tsitsipas sabía que solo con su mejor tenis podía tener opciones. Y salió a la pista comprometiendo al murciano. Le hizo un primer juego en blanco, y obligó a Alcaraz a salvar hasta tres bolas de ruptura. Los dos extraordinarios deportistas no quisieron esperar para regalarnos uno de los puntos del año. Tsitsipas salvó in extremis un globo defensivo con doble golpe bajo las piernas del murciano, que subió a la red para cerrarlo con un revés impecable.
El griego le rompió el servicio a Carlos, confirmando su buen comienzo. Es verdad que luego tardó casi diez minutos en confirmarlo, con tres opciones de break para Alcaraz. Muy rápido, con golpes secos, fue reduciendo al murciano, que quedó contra las cuerdas. Pero Alcaraz no se rinde con facilidad, y también firmó su propio break para conducir el set a un prometedor 5-4. A partir de ahí, el jugador de El Palmar pisó el acelerador para cerrar la manga, con un juego en blanco. Del 5-2 adverso al 7-5 final. Cinco juegos seguidos. Dieciocho golpes ganadores, doblando a Tsitsipas, y con catorce errores no forzados, uno menos que su rival.
Alcaraz debía insistir en el segundo set con su tenis paciente, elaborado. Y así lo hizo para romperle el servicio, anotándose el sexto juego consecutivo. Tsitsipas se levantó. Tuvo ventaja para hacerle un break al murciano, que salió del atolladero con una subida a la red y una de sus dejadas maestras.
El partido se encaminaba hacia su final con el murciano cómodo, sin concesiones a su enemigo. Y no desaprovechó su servicio para cerrar el partido, con una dejada memorable. La mejor forma de redondear una actuación de fantasía.
