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Los secretos de una foto. Tres días que cambiaron el rumbo del Murcia

Mauricio G. De la Vega estaba citado el 4 de julio para venderle su parte a Alfonso García. Pero la aparición de Felipe Moreno modificó todos sus planes.

GREGORIO LEÓN
18 NOV 2022 - 09:20
Acuerdo
Agustín Ramos y Felipe Moreno se dan el apretón de manos definitivo.

GREGORIO LEÓN

Alfonso García se quedó a solo tres días de ser Felipe Moreno. Desde que la propiedad del Real Murcia se judicializó, ha habido varias tentativas para hacer desistir a Mauricio G. De la Vega de sus pretensiones, intentando convencerlo económicamente. El mexicano las rechazó todas, repitiendo sin vacilación alguna, sin atisbo de duda, que él no vendía, que su idea de gestionar el club era inmodificable. Hasta que llegó la oferta que sí le satisfacía: tres millones de euros. La cifra que le puso encima el presidente del Águilas, quien ya negoció con Francisco Tornel en 2020 su entrada en la entidad murcianista. 

El aguileño y G. De la Vega cerraron el acuerdo en todos sus términos, y se citaron en la notaría. Todo iba a quedar firmado del 4 de julio. Alfonso García heredaba todos los derechos del mexicano sobre el Real Murcia, y se disponía a comprarle a Agustín Ramos su parte para monopolizar todo el control del club, en régimen de exclusividad. Pero entonces aparece otro actor en escena. Y cambia por completo la trama: Felipe Moreno.   

La relación del exdueño del Leganés con García de la Vega se ha ido alimentando con varios encuentros. La figura del mexicano ha sido visible, varias veces, en el palco de Butarque. Y a Felipe Moreno le venía rondando una idea desde hacía varios meses: entrar en el Real Murcia para propulsarlo al fútbol profesional. Un desafío con el que retarse después de cuarenta años de trabajo para convertirse en un empresario de éxito. Ya había tenido conversaciones previas con Ramos, para explorar el terreno. El presidente del Murcia lo prefería a Alfonso, que rechazaba de plano un cogobierno de coalición, que sí aceptaba Moreno, quien se lanzó a formular una oferta al administrador de Iconos Nacionales: dos millones por firmar una opción de compra sobre sus derechos, y otros dos en caso de ejecutarla. Y Mauricio la aceptó. El 7 de julio todo quedó firmado notarialmente. Alfonso García quedaba fuera de la partida. Unos días después, Onda Regional adelanta en exclusiva el movimiento jurídico de Felipe Moreno, de profundas consecuencias para el futuro. El Real Murcia se aprestaba a dar un giro a su historia.

Martes de llamadas y Whatsapp's

El viernes de la semana pasada, Agustín Ramos y Felipe Moreno comieron en La Alborada, en medio de un clima de cordialidad. Estaban de acuerdo en la mayor parte de los puntos, pero había alguno pendiente, sujeto a controversia, y que impedía elaborar un texto definitivo y consensuado. El martes sigue el proceso negociador para intentar orillar las últimas dificultades, con intercambio de llamadas y Whatsapp's entre los dos actores. Y quedan emplazados a un último encuentro, el sexto, en el bufete de Andrés López. Felipe llega primero. Agustín, poco después. Son las doce y media de la mañana. Los dos, concertados en el propósito de devolverle al Real Murcia el brillo del fútbol profesional, con la mediación del prestigioso abogado, pasan la garlopa para dejar la madera completamente lisa y cierran todos los puntos, que quedan fijados en un documento al que solo le falta la firma, y acuerdan escenificar ese momento, no en privado, sino a ojos de todos, en la junta de accionistas convocada para el próximo 29 de noviembre. Después se van a comer al restaurante Salzillo. Y ahí se hacen la foto que se hace viral, dándose la mano, expresando con esa imagen de tanta potencia visual el pacto definitivo.    

¿Qué pasa con la querella contra Mauricio?

A Felipe Moreno no le gustan los conflictos. Y no quiere que haya elementos distorsionadores que aparten al Murcia de su objetivo final: jugar en Primera División. Para el exdueño del Leganés supuso una sorpresa extraordinaria que la Audiencia Provincial reabriera la querella criminal contra Mauricio G. De la Vega por supuesta administración desleal y apropiación indebida. En el documento final pactado, no aparece la exigencia de que el Real Murcia retire la querella (algo que solo podría autorizar una junta de accionistas, la misma que activó el procedimiento), pero Moreno pretende que esa causa quede enterrada, en el contexto global de sacar al club grana de los tribunales. Eso incluye también las impugnaciones múltiples efectuadas por el mexicano contra las diferentes ampliaciones de capital llevadas a cabo por el Murcia. Y es Agustín Ramos, poseedor del otro 50 por 100, el que debe autorizar a los abogados para que actúen conforme a los acordado por los dos socios que van a gobernar en coalición el club con sede en el estadio Nueva Condomina-Enrique Roca. 

Los nuevos consejeros

Agustín Ramos es continuista. Se fía del equipo directivo que lo ha rodeado el último año y medio en la gestión de la entidad grana. Y quiere tener a su lado a Antonio Pedreño y María del Mar Carrillo, abogada de Carrillo y Asociados, su letrada de confianza y a quien abrió hueco en el equipo ejecutivo actual; si el Consejo de Administración queda configurado con seis piezas, esas tres son las que Ramos tiene en la cabeza. Si se constituye con ocho miembros, entraría Antonio Martínez. Mientras tanto, Felipe Moreno guarda celosamente los nombres de las personas que introducirá en el Consejo de Administración.  

 

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