El murciano recoge el premio que le distingue como mejor tenista del mundo, antes de empezar a jugar el miércoles, ante el japonés Nishioka.
GREGORIO LEÓN
El Palais Omnisports de Bercy también se ha rendido a Carlos Alcaraz. Aunque fue en septiembre cuando el tenista murciano ascendió a la cumbre en Nueva York, ha sido en París donde ha recibido el trofeo que le distingue como número 1 del mundo. Y además, con una circunstancia extraordinaria: el más joven de la historia. Los organizadores del Masters 1.000 de París-Bercy han querido insistir en esa particularidad, que convierte al murciano en excepcional.
Una esfera acristalada que representa al mundo ha sido alzada por Alcaraz, con su sonrisa de ganador, dirigiéndose a los aficionados que poblaban las gradas en ese momento.
El miércoles, ya con otro atuendo, deberá desplegar su mejor tenis para oficiar de número 1. Le espera, con las uñas afiladas, el japonés Yoshihito Nishioka, número 38 del mundo. Alcaraz debe estar alerta. Las sorpresas desagradables acechan: Jannik Sinner se ha ido por el barranco en la primera ronda. El año pasado Carlitos llegó hasta octavos de final, donde vivió el episodio doloroso ante Hugo Gaston.
