El equipo se impone por 0-2 al Antequera y se va a la zona media de la clasificación.
GREGORIO LEÓN
Llegó con la etiqueta de interino, como solución parcial, con una reválida jornada a jornada. Pero Adrián Colunga ha logrado revitalizar a un Real Murcia moribundo, que erraba por los círculos del infierno, habitando el último puesto de la clasificación y que ahora, a golpe de victorias, alza la voz. De momento no se le oye muy fuerte. Viene de donde viene. Pero la salida provechosa a Antequera ha brindado a los grana una bocanada de oxígeno. Los datos son irrebatibles. Con el entrenador asturiano, el Murcia lleva diez puntos sobre doce posibles, un saldo que sonroja más a Joseba Etxeberria, autor de una negra racha que provocó su tardío despido. Por fortuna, esa etapa pertenece a un tiempo pasado.
El Murcia tuvo la pelota, pero parecía que sus depósitos de veneno estaban completamente vacíos. Porfió, sobre todo por el sector izquierdo del campo, donde Pamlberg se soltaba, vertical, pero todo era en vano. La derecha apenas existía. Álvaro Bustos, cambiado de banda, tampoco ofrecía soluciones. Y así fueron pasando los minutos, sin amenaza alguna. Y fue el Antequera el que pudo adquirir ventaja, por culpa de un lastimoso error de Cristo Romero, que regaló un balón que se convirtió en peligro máximo. Gazzaniga, a dos metros del rematador, evitó el 1-0. Y la siguiente jugada, la inteligencia de Flakus y la precisión de Antonio David desembocaron en el gol, por fin, de los murcianistas. El esloveno se vio rodeado, y en vez de guiarse de su instinto rematador, percibió la llegada del exjugador del Castilla, en mejor disposición para el disparo. Lo ejecutó con pie derecho y fue para adentro.
La victoria requería todavía más trabajo. El Antequera dio un aviso, con un cabezazo de Njalla, salvado milagrosamente por Gazzaniga, en su milagro de cada día. También se expresó el equipo murcianista. Cristo Romero lanzó la pelota a la madera. La defensa malagueña, frágil, con la consistencia del hojaldre, concedía opciones que no terminaba de aprovechar el Murcia, ni siquiera Pedro Benito, con todas las cartas en su mano para hacer el segundo. Remates que fueron aviso del 0-2 firmado por el mismo jugador, tras un pase de Ekain. Los cambios introducidos por Colunga operaron el efecto deseado, esclareciendo y confirmando la victoria murcianista.
