El equipo grana empata (1-1) en Elda y sigue en puesto de descenso. Etxeberria podría ser despedido.
GREGORIO LEÓN
El Murcia es un equipo pequeño, acobardado, disuelto en la mediocridad. Y su única aspiración parece ser no bajar a los infiernos de la Segunda RFEF. Los mensajes de Joseba Etxeberria son vanos, meras palabras vacías. En Elda, en vez de salir resuelto a por una victoria que le aliviara su insólita posición de colista, se condujo con miedo. El empate no le redime de sus pecados, que son muchos. Con el crédito del entrenador agotado desde la semana pasada, el Consejo de Administración deberá decidir ahora si le da otro partido más, el de la Copa del Rey.
Joseba Etxeberria señaló con su alineación a jugadores renombrados. Ekain y Álvaro Bustos, piezas que parecían en agosto lujos para el equipo, calentaron banquillo. Y se la jugó con el nigeriano Kayode, apenas diecinueve años, para que incursionara por el sector izquierdo del campo. Todo dentro de un planteamiento conservador, sustentado en primero abrigarse y luego buscar dividendos al contragolpe. Ese es el nuevo catecismo de Etxeberria. Pero salvo una aparición de Pedro Benito, el plan no funcionó. El veneno lo puso el Eldense, que vio suficientes grietas en la defensa grana como para intentarlo una y otra vez. Y en una de esas Bustillo se quedó solo. Solo el pie salvador de Gazzaniga evitó el 1-0. Las estadísticas son muy elocuentes. Y al descanso decían que el Eldense había rematado cinco veces, cinco, tres a puerta. El Murcia solo se probó una vez, y no fue entre los tres palos. El partido exigía soluciones imperativas. No llegaron.
Las cosas se pusieron tiznadas para los grana tras la reanudación. Con la defensa pasiva, sus jugadores clavados como si fueran piezas de un futbolín, David Ruiz recogió un balón al borde del área, tuvo tiempo de tomarse un café e hizo el 1-0. La réplica fue rápida. No fue el gol más bonito, pero sirvió. Ekain disparó, tocó en un jugador local y el balón entró llorando. El vasco tuvo también el 1-2. Pero se lo negó Pablo Valencia. A falta de reciedumbre defensiva, el Murcia exploraba territorios en ataque. No los encontró y aguantó un empate que no arregla nada y que le da trabajo a Felipe Moreno.