El equipo grana se impone por 2-1 al Alcorcón y se coloca sexto en la clasificación, rozando zona 'play off'.
GREGORIO LEÓN
Hace poco más de un mes el Murcia habitaba el noveno círculo del infierno. Se fue al fondo de la clasificación, ocupando el infamante puesto de colista después de veinte años. El proyecto Etxeberria-Goiria fue guillotinado. Y con soluciones de urgencia, desde la apuesta de Colunga hasta el uso de chavales del Imperial, ha emergido con vigor para adentrarse en zona 'play off'. Trece puntos sobre quince posibles. Unos dividendos excepcionales que han transportado al Real Murcia a donde debe estar, a ocho días del derbi del Cartagonova. Este domingo redujo al Alcorcón, con un fútbol comprometido, uno de los signos identificativos de este neoMurcia.
Su laxitud defensiva estuvo a punto de costarle muy caro al Real Murcia. Y no por el comportamiento dadivoso de los dos centrales, Héctor y Jorge, que también, sino sobre todo por la ausencia de un cortafuegos. Yendo a los duelos desapasionadamente Sekou y Antonio David, dejaron vías libres que exploró a conciencia el Alcorcón. Y Vladys disfrutó de hasta tres ocasiones. Pero perdonó, incluso un mano a mano con Gazzaniga. Y el Murcia, que no había alzado la voz, golpeó mortalmente. Bastó un pase filtrado con maestría por Jorge Sánchez para que Juan Carlos Real, inteligente en el desmarque, definiera con el pie derecho para llevar la algarabía a las gradas.
Hizo correcciones Adrián Colounga tras el descanso. Y el equipo, más junto, con una mejor ocupación de los espacios, se blindó. Cada balón era un tesoro a buscar. Y una pelota que se perdía por la línea de fondo fue perseguida con codicia por Álvaro Bustos. Y la jugada termina con un balón a Flakus, que dispara con fuerza. Iván Pérez cambió la dirección de la bola, que se alojó en la portería.
Todo parecía bajo control. Pero un centro con azúcar de Borja Martínez permitió que Carmona, sin vigilancia, clavó el 2-1. Hasta el minuto 96, sufrimiento, angustia y felicidad de casi 14.000 personas.
