El tenista murciano derrotó a Auger-Aliassime (6-2 y 6-4) y jugará contra el italiano la final de las ATP Finals.
GREGORIO LEÓN
La de este domingo va a ser la final número once de Carlos Alcaraz en 2025. Si concluirá el curso como número 1 del mundo no es por casualidad. La regularidad que otras veces le faltó, esas famosas desconexiones que le hacían extraviarse, en ocasiones de manera prematura, inexplicable, esos días en los que el mundo se ponía al revés, todo eso ha desaparecido. Y Carlitos, con sus veintidós años, es un jugador que ha ganado poso, madurez. Al talento del niño de diez años le ha agregado la gestión emocional de los malos momentos, esos que pueden aparecer sin aviso. Y el jugador murciano, que fracasaba año a año en las ATP Finals, también se ha presentado en la final del torneo de maestros. Al otro lado de la red ya le espera su antagonista de ayer, de hoy y de mañana, Jannik Sinner.
Fue la de este sábado una tarea resuelta con eficiencia. Felix Auger-Aliassime es un extraordinario jugador, como demostró ante Zverev. Ya le había ganado a Alcaraz en la Copa Davis, atropellándolo. Fue en 2022. Pero esta vez quedó reducido, sobre todo en el primer set, donde jamás encontró respuesta al juego abrumador del tenista de El Palmar, con toda su gama de golpes desplegada. No solo las prestaciones al servicio fueron elevadísimas, sino que también al resto se mostró eficaz, firmando dos rupturas para completar un gran set. 6-2. Intentó levantarse el canadiense en la segunda manga. Iba salvando sus turnos de saque, uno detrás de otro, hasta que con un 5-4 en el marcador, se encontró con un 0-30 adverso. Alcaraz olió la sangre. No era cuestión de dilatar el litigio. Las horas de sueño y descanso son fundamentales y meterse en las once de la noche con un tercer set podía ser peligroso. Así que no malgastó su oportunidad e hizo el break en el momento adecuado. Turín se rinde ante el jugador murciano. Este domingo los aficionados locales irán con Sinner. Y el planeta tenis volverá a paralizarse a las seis de la tarde. Alcaraz, el chico que quiere derribar todas las puertas, intentará dar a España un título que el destino le niega a nuestro país desde el siglo pasado. Alex Corretja, que hoy luce canas y muestra su magisterio como comentarista, fue el último ganador de las ATP, en 1998. Y solo hay otro ejemplo: Manolo Orantes, en 1976.