La mantarraya o móbula no ha sido un pez habitual en la Región, sin embargo desde hace dos años hay una presencia notoria de este pez, que en principio prefiere aguas abiertas y profundas
Desde hace dos años se ha notado un incremento importante del número de mantarrayas que aparecen en las costas de la Región, lo que hace prever que hay un corredor migratorio frente a ellas, pero esto también está provocando un fenómeno nuevo: los varamientos de estos peces, que en ocasiones pueden alcanzar los cinco metros. Ahora Anse y WWF está llevando a cabo un proyecto para estudiarlas a través de unos dispositivos por satélite.
La almadraba de la Azohía, que es un arte de pesca milenario, del que sólo queda este en el Mediterráneo, realiza sus capturas a través de un laberinto de redes, que en ocasiones atrapa algunas especies diferentes, es el caso, desde hace dos años, de las mantarrayas, una especie que se encuentra catalogada como en peligro por su baja tasa de natalidad, ya que solo tienen una o dos crías cada tres años. Solo durante esta primavera han capturado 32 ejemplares. Raúl García coordinador de pesquerías de WWF asegura que claramente se debe a la presencia de un corredor migratorio frente a nuestras costas.
WWF y Anse han llegado a un acuerdo con estos pescadores para tratar de hacer un seguimiento de estas mantarrayas y conocer más datos de sus hábitos y el por qué de su presencia frente a nuestras costas. Un seguimiento que se hace a través de un dispositivo satelital, que permite hacer un seguimiento del animal, hasta incluso saber qué profundidades ha alcanzado.
Las mantarrayas o móbula es un pez de hábitos pelágicos, es decir que pertenecen a aguas abiertas y profundas por lo que no se entiende bien su cercanía a la costa que en muchos casos está dejando a algunos ejemplares varados en la playa, y es que no debemos olvidar que pueden llegar a alcanzar un gran tamaño de hasta cinco metros. En los últimos meses se han encontrado más de 20 ejemplares de mantarraya varados en la costa.