Los bomberos cuentan con formación para detectar el inicio del fuego y aportar pistas clave al SEPRONA de la Guardia Civil
La llamada “regla de los 30” —temperaturas superiores a 30 grados, humedad relativa inferior al 30% y vientos por encima de 30 km/h— es la peor combinación a la que pueden enfrentarse los bomberos en un incendio forestal. Un escenario que multiplica la peligrosidad y que, unido a la acción humana, puede tener consecuencias fatales.
Sergio Rubén Nicolás, de la Junta de Personal del Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento de la Región de Murcia, explica que aunque no les corresponde la investigación de las causas, los bomberos cuentan con formación para detectar el inicio del fuego y aportar pistas clave al SEPRONA de la Guardia Civil.
Con 23 años de experiencia en la lucha contra el fuego, Rubén asegura que conocen casos de pirómanos responsables de provocar incendios, como el ocurrido el pasado domingo en dos parajes de Bullas.
El representante sindical considera acertado que, en situaciones de alerta, se cierren al público los espacios forestales: “Estas medidas facilitan la vigilancia y ayudan a detectar cualquier actuación malintencionada”.
Pese al riesgo, subraya que los bomberos afrontan cada intervención con planificación y prudencia, conscientes de las dificultades que imponen las condiciones meteorológicas extremas.