La Covid-19 ha perjudicado gravemente a este sector, muchas de ellas inmigrantes latinas, tanto en relación a su salud como a la situación económica en que les ha dejado la pandemia
JOSÉ A. MARTÍNEZ. Murcia
El Covid-19 ha perjudicado gravemente a las empleadas de hogar y cuidadoras, muchas de ellas inmigrantes latinas, tanto en relación a su salud como a la situación económica en que les ha dejado la crisis que ha acarreado la pandemia.
La precariedad se está cebando con las empleadas de hogar y cuidadoras a domicilio de personas mayores en España, gran número de ellas de origen latino. La secretaria de la Mujer de CCOO, Anna Mellado, recuerda que las 700.000 personas de este sector en España son casi todas mujeres y en un porcentaje muy alto, inmigrantes, una proporción que en la UE alcanza el 70% de las empleadas de hogar. Les ha afectado muy duramente la crisis sanitaria y económica de la pandemia porque ya antes estaban siendo marginadas y discriminadas.
Aunque el pasado 4 de mayo el Gobierno aprobó un subsidio extraordinario destinado a las empleadas de hogar legalmente residentes en España, lo cierto es que su situación es compleja porque muchas empleadas de hogar legales están dadas de alta por un solo empleador, pero trabajan en varios domicilios a la vez, por lo que su base reguladora de cotización a la Seguridad Social es muy baja. Además, el subsidio económico que concede el Gobierno es prácticamente testimonial considerando que sólo cubre el 70% de la base reguladora y exclusivamente para aquellas personas legales en España y con contrato de trabajo.
Muchas empleadas de hogar legales han sido despedidas por las empresas de limpieza en las que estaban dadas de alta al paralizarse la actividad en numerosas instalaciones y oficinas. Muchas han resultado contagiadas y otras, en paro, han sido contratadas por empresas de limpieza exclusivamente para trabajar en los hospitales, sin haber recibido una formación adecuada. Anna Mellado dice que el Estado sigue en deuda con ellas, a pesar de la escasa ayuda aprobada, que, además, no llega a todas.