Estudios del XI Congreso sobre Migraciones de la UMU muestran cómo la gentrificación y la precariedad afectan por igual a residentes locales y migrantes. El aumento de partidos antiinmigración no significa rechazo social
La gente de los barrios más pobres de nuestras ciudades no discrimina por etnia o situación de migración: los habitantes están unidos por la vulnerabilidad. La regeneración urbana y la condición migrante titulan uno de los foros del XI Congreso sobre Migraciones iniciado ayer en la Universidad de Murcia.
El sociólogo Miguel Ángel Alzamora participa en ese foro, donde se pondrán en común los estudios sobre los barrios que viven procesos de gentrificación, iniciados por el descuido de la administración, la pérdida de espacios limpios y de servicios y el encarecimiento de la vivienda. Para las personas migrantes de estos barrios la situación no es distinta, pues se hace homogénea en virtud de la pobreza.
El proceso de la gentrificación, que infla precios y empuja fuera de la ciudad a quienes tienen una situación económica más precaria, puede verse hoy en barrios como La Paz, en Murcia, que nació con viviendas públicas y ahora vive un abandono progresivo y ha dado lugar a un mercado habitacional no formal.
En el caso de Cartagena, Miguel Ángel Alzamora ha estudiado en profundidad el caso de Los Mateos, donde se ha producido una gran autoconstrucción, una ausencia de control que lleva al alquiler más precario, por ejemplo, a trabajadores migrantes.
El aumento de presencia de partidos antiinmigrantes en los parlamentos europeos no lleva aparejado un mayor rechazo social. Una tesis realizada sobre 25 países de Europa muestra diferencias de integración, según el país de procedencia, el idioma hablado o la religión que se practica. Este jueves se dio a conocer la investigación en el XI Congreso sobre Migraciones de la Universidad de Murcia.
Es la tesis de Tamara Fernández Cores, profesora en la Universidad de Santiago de Compostela. Para los partidos antiinmigración, no son iguales todos, hay migrantes "buenos y malos". Lo que ha buscado el equipo investigador es situarse en el punto de vista de la persona inmigrante, su capacidad de integración frente a la tendencia a mirar con más agrado si compartimos la misma lengua, lo que significa que en España tienen más facilidad de acogida quienes llegan desde Latinoamérica, pero en Gran Bretaña los españoles migrantes son peor vistos.
Sus datos se han basado en cuatro rondas de situación desde el año 2016 a 2023, cuando todavía había dos países europeos, Irlanda y Lituania, en los que no existía representación institucional de ese tipo de partidos. Esta psicóloga afirma que los estereotipos de rechazo al inmigrante son acogidos por quienes necesitan esa salida emocional a una situación de crisis, pero el aumento de estos partidos no se traslada al sentimiento global de la sociedad.