Lo dice así un informe del Instituto Español de Oceanografía. Los investigadores constatan que la carga de carbonatos en las aguas subterráneas y el aumento del nivel freático estarían detrás de la formación de la mancha
El Instituto Español de Oceanografía confirma que la mancha blanca del Mar Menor está compuesta por cristales microscópicos de calcita formados in situ en la laguna. Los científicos lo atribuyen a procesos de alteración de la cuenca durante décadas, como el aumento del nivel freático y la carga de carbonatos en las aguas subterráneas.
Las consideraciones forman parte de un estudio multidisciplinar en el marco del proyecto Belich publicado recientemente en una revista científica internacional.
El fenómeno de la mancha blanca fue detectado en el verano de 2022 y ahora los científicos corroboran los resultados de informes preliminares. La mancha obedece a procesos de largo plazo derivados de la alteración de la cuenca del Mar Menor que habrían modificado el ph de la laguna favoreciendo la precipitación de carbonato cálcico. Los investigadores señalan que los cristales de calcita que dan lugar a este blanqueamiento se han formado en el Mar Menor, no se trata de materiales arrastrados desde tierra firme.
El responsable del proyecto Belich, Juan Manuel Ruiz, ha explicado que este fenómeno tiene un fuerte impacto ecológico, ya que la opacidad del agua en la zona de la mancha ha impedido el paso de luz solar y ha provocado la desaparición total de las praderas de vegetación marina. La investigación revela la profunda conexión entre la salud de los ecosistemas costeros y la gestión de los recursos hídricos y del territorio en sus cuencas vertientes. A finales de 2023 el científico avanzaba en Onda Regional de Murcia la composición de la extraña mancha blanca del Mar Menor.
El estudio ha sido realizado por diversos equipos del IEO, pertenecientes a los centros oceanográficos de Murcia, Canarias, Málaga y A Coruña, además de otras instituciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), como el CEBAS, IPE y IACT, implicados todos ellos en el proyecto de investigación Belich.