El catedrático de la UCLM Francisco Javier Tapiador afirma que el cambio climático ya no se puede revertir, solo mitigar
El último informe publicado por la Organización Meteorológica Mundial pronostica que las temperaturas seguirán en aumento durante los próximos cinco años y que, muy probablemente, el planeta volverá a batir el récord de calor que marcó en 2024. Estamos hablando de un incremento de más de dos grados respecto a los registros de comienzos del siglo XX, cuyos efectos económicos y demográficos pueden ser gigantescos. Eso es lo que afirma el catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Castilla-La Mancha Francisco Javier Tapiador, que sostiene que hemos sobrepasado el punto de no retorno y que el clima ya no volverá a ser el que conocimos.
Nos enfrentamos, dice Tapiador, a un fenómeno que ya no tiene vuelta atrás y ante el que no nos queda más alternativa que tomar medidas que nos ayuden a mitigar su impacto y que faciliten nuestra adaptación. De lo contrario, advierte, mucha gente sufrirá y tendremos que soportar un enorme coste económico.
Las consecuencias de este incremento de temperaturas alcanzan casi a cualquier ámbito de la actividad humana. Francisco Javier Tapiador pronostica que más pronto que tarde nos vamos a enfrentar a grandes movimientos migratorios de la población más pobre de zonas del planeta que van a soportar olas de calor con máximas que se acercarán mucho a los 50 grados.
El panorama catastrófico que dibuja Tapiador puede parecer exagerado, pero hay consenso científico sobre esas proyecciones: los fenómenos extremos serán más frecuentes e intensos y tendremos que aprender a convivir con lluvias torrenciales y largos periodos de sequía. Los efectos sobre la disponibilidad de agua y, por tanto, sobre la actividad agrícola, serán inevitables. Pero las consecuencias económicas alcanzarán a otros sectores, como el turismo.
Si no se actúa de manera contundente, concluye este experto, es porque el cambio es tan gradual que puede parecer inexistente. Utilizando un símil, Tapiador sostiene que nos ocurre algo así como a las langostas, que no son conscientes de que las están cociendo hasta que es demasiado tarde. El cambio climático que algunos se empeñan en negar va a hacer que algunas zonas del planeta sean incompatibles con la vida humana.