La asociación Ambiente Europeo alerta de la amenaza que supone para el mar y apela a la responsabilidad ciudadana a la hora de deshacerse adecuadamente de estos elementos de protección
SILVIA MATEO. Cartagena
Las mascarillas y los guantes se han convertido en un elemento habitual y necesario para frenar la propagación de la COVID-19, pero si no se desechan correctamente suponen un grave perjuicio para el medioambiente. Tanto las quirúrgicas como las FFP2, incluyen el polipropileno. Como un polímero más, su presencia en el mar se puede alargar más de 400 años antes de desintegrarse por completo. Los guantes requieren 30 años para su descomposición. Daniel Rolleri, director de la asociación Ambiente Europeo, advierte del peligro que supone para las especies marinas lanzar estos elementos de protección a la vía pública. Apela a la responsabilidad ciudadana para hacer una buena gestión de los residuos e insiste en que mascarillas y guantes deben depositarse en el contenedor de residuos no reciclables.
Anualmente, 12 millones de toneladas de plásticos terminan en el mar afectando a 100.000 mamíferos marinos y un millón de aves.
