La plaza de Santa Catalina, la plaza de las Flores o la famosa calle Ruipérez, amanecen en silencio, solitarias por el cierre de los bares. Solo algunos locales sirven comida a domicilio
REDACCIÓN. Murcia
Las plazas murcianas de Santa Catalina y de Las Flores, como la calle Ruipérez, conocida también como calle de las Mulas, presentaban este sábado, primer día de cierre obligatorio en la hostelería, un vacío y un silencio imposible de recordar en cualquier otra ocasión a esa hora, la de empezar con el aperitivo.
Ninguno de los numerosos bares estaba abierto y en solo uno, El Secreto, hemos encontrado al encargado, Francisco López, y un par de empleados recogiendo el bar para este cierre.
López, a preguntas de ORM, ha mostrado su preocupación porque el cierre pueda durar más de los 14 días anunciados y por el impacto que tendrá en la hostelería. Cree que el sector se puede dar un batacazo como el de la construcción en 2008.