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Normalizar la tragedia del coronavirus como mecanismo de defensa

Lo afirma el psicólogo Jesús Javier García, "la sociedad reacciona así". La segunda ola triplica los fallecidos por la COVID entre marzo y agosto. Preguntado por la Navidad: "No celebrarla sería perder nuestra identidad"

03 DIC 2020 - 20:47
Imagen de un féretro. Foto: Europa Press
Imagen de un féretro. Foto: Europa Press
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Normalizar la tragedia del coronavirus como mecanismo de defensa
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PACO MARTÍNEZ. Murcia

La cifra de víctimas mortales que deja esta segunda ola del coronavirus triplica ya la de los fallecidos entre marzo y agosto. Y sin embargo, la reacción social ante esta tragedia se ha amortiguado: ya nadie plantea homenajes públicos a los muertos por COVID, que parecen haberse hecho mucho menos visibles que los de los primeros meses de la pandemia. Buscando respuestas entre los expertos, encontramos que ese efecto no es otra cosa que una reacción de supervivencia, muy propia de una sociedad individualista como la nuestra. Eso es lo que opina Jesús Javier García, del servicio de psicología aplicada de la Universidad de Murcia. Del mismo modo en que dejamos de contar a las mujeres víctimas de violencia de género, o a los inmigrantes que mueren en su intento de llegar a costas europeas, la sociedad se defiende del fracaso que también representa esta pandemia tratando de dejar atrás a los fallecidos por COVID para seguir siempre adelante: "La gente al final se acostumbra y normaliza lo que no es normal. Es un mecanismo mental para protegernos y dejar de sufrir. Al final entramos en el egoísmo de que como a mí no me toca, pues funcionamos hacia adelante. Es una norma básica de esta sociedad individualista y un mal endémico social, basado en la educación".

Contaba también Jesús Javier García la influencia que tiene en la sociedad la enorme preocupación por salvar la Navidad. La explicación no es sencilla, porque hay que buscarla en nuestro pasado más remoto: desde tiempos inmemoriales el hombre ha celebrado el equinoccio de invierno, que marca el momento en el que los días empiezan a hacerse más largos. Lo ha hecho con fiestas paganas o cristianas, y está señalado en nuestra conciencia colectiva pero también en la individual, porque nos traslada a la infancia. Por eso es tan difícil renunciar a la Navidad. "La Navidad es mucho más que un período temporal. Es una fiesta cultural metido en nuestro código genético y no poder celebrarlas generaría el perder nuestra identidad. A nivel emocional es muy duro, deberíamos ser muy fríos y calculadores. Ser todo mente para poder controlar eso, algo que no somos", explica este psicólogo.

Todo esto no significa que las restricciones impuestas por las autoridades no estén plenamente justificadas. Aunque otra cosa, añade, es hasta qué punto se vaya a vigilar su cumplimiento: "No me imagino la Policía haciendo batidas casa a casa y contando a las personas. Es un brindis al sol. Están haciendo lo que deben, que es pedir prudencia. Porque ir casa a casa sería un sinsentido".

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