Antes que suspender patentes sobre las vacunas, la Unión Europea defiende más producción y más tecnología. "La vacuna AstraZeneca cuesta menos que un bocadillo", dice el eurodiputado socialista Nicolás González Casares
ANA R. GÓMEZ | Murcia
La cumbre de la Organización Mundial del Comercio abordará esta semana, además de la crisis económica, la crisis sanitaria y la exigencia de supresión de patentes para vacunas y tratamientos contra la COVID_19. Europa prefiere fomentar tecnología, como la que traerá Moderna y Novatex a fábricas españolas, antes que actuar sobre los derechos de propiedad intelectual.
El levantamiento temporal de patentes lo piden India y Sudáfrica, y en el Parlamento Europeo hasta 115 eurodiputados de distintos grupos han solicitado que la Unión Europea no bloquee esta petición. Para conciliar el desarrollo empresarial de las farmacéuticas con el acceso al tratamiento, otras voces reclaman estimular la producción. El eurodiputado Nicolás González Casares habla de estimular la competencia y pone como ejemplo la próxima fabricación en España de algunas marcas:
El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, reclama cualquier vía para abrir el acceso universal.
Más capacidad productiva facilitará mayor reparto a países desfavorecidos, afirma Nicolás González, que insiste en que las vacunas son asequibles. AstraZeneca vale menos que una caja de ibuprofeno. La perspectiva del eurodiputado, conciliadora con el actual estado de cosas, tiene clara la prioridad europea, aliada de la ayuda a otros países.