El Conservatorio de Danza de Murcia, sancionado con 600 euros por las denuncias de una vecina que se queja del ruido producido en una de las salas cada vez que abren las ventanas para ventilar
ANA R. GÓMEZ | Murcia
Las obras de climatización, que han acabado con la humedad y mejorado el aislamiento del Conservatorio de Danza en la ciudad de Murcia, ya no tienen efecto sobre el ruido hacia el exterior, debido a la normativa para prevenir la COVID_19. Los medidores de CO2 instalados en las aulas obligan a ventilar y abrir ventanas cada 10 o 15 minutos, cuando se acumula el dióxido de carbono en torno a estudiantes y docentes.
Así las cosas, el Ayuntamiento de Murcia ha exigido suspender la actividad mientras se abren las ventanas para ventilar, atendiendo a la denuncia de una vecina cuyo balcón da al salón más amplio del local, ubicado junto a la Catedral de Murcia. La directora del Conservatorio, Teresa Souén, afirma que es un sinvivir y que, aunque las medidas de prevención -incluidas las mascarillas durante toda la jornada- han evitado los contagios en este centro educativo, el miedo a la enfermedad existe.
La amenaza de cierre si no cierran las ventanas, junto a una multa que se ha quedado en 300 euros por pronto pago, son parte de una "mochila de piedra", dice Teresa Souén, que soportan profesores y alumnos de danza desde hace muchos años, debido a las quejas de una vecina que cada día, desde primera hora, está vigilando y fotografiando todo lo que hacen. No hay quejas, nos asegura, de ningún otro vecino ni de los comerciantes de la zona, un lugar por lo demás céntrico en el que, más allá de la pandemia, es tradicional que se celebren eventos de todo tipo.
Teresa Souén, que lleva años también esperando que se materialicen los anuncios de un nuevo local mejor y más amplio, ha presentado alegaciones y ha solicitado ayuda a la consejería de Educación, cuya titular, Esperanza Moreno, responde que no hay más remedio hoy por hoy que atender a las recomendaciones de la Consejería de Salud
