El alcalde de Ulea, Víctor López, señala que las entidades financieras exigen disponibilidad de suelo y asunción de gastos de mantenimiento por parte de los ayuntamientos de menor población para permanecer abiertos
MACU ALEMÁN. Cartagena
6.000 habitantes del Valle de Ricote carecen de oficina bancaria física y uno de sus cuatro pueblos, Ojós, ni siquiera cuenta con un cajero autómatico. El alcalde de Ulea clama contra la banca que ha cerrado en seis años 367 sucursales en toda la Región de Murcia y denuncia el abandono y la desprotección de la población más vulnerable, las personas mayores.
Verificar un recibo de la luz, saber si has cobrado la pensión o la nómina, sacar efectivo. Son trámites que suponen un calvario para los vecinos del Valle de Ricote. Si hubo una sucursal bancaria en alguno de sus cuatro municipios Ricote, Villanueva, Ulea y Ojós hoy ya es historia y sus 6.000 habitantes tienen que conformarse con cajeros anticuados. En Ojós ni siquiera eso. El problema no sólo para los mayores, afecta a toda la población según Víctor Manuel López, alcalde de Ulea.
El alcalde, creador del llamado G8, grupo que engloba a los municipios de menos de 5.000 habitantes, asegura que han sido innumerables los intentos de negociar, hasta ahora sin éxito, con diferentes entidades bancarias la prestación de unos servicios que han desaparecido. Los mismos bancos, dice López, que fueron rescatados con miles de millones de dinero público no devuelto y que ahora dejan en la estacada a los más débiles.
¿Qué está dispuesta a ceder la banca en estas negociaciones? no solo descartan abrir oficinas en los pequeños pueblos por falta de rentabilidad. Para mantener un cajero exigen la disponibilidad del suelo y la asunción de los gastos de mantenimiento. Es lo que negocia ahora el alcalde con la Comunidad Autónoma, la posibilidad de cubrir dichos gastos con subvenciones públicas.