Nadia Filimonova, salió de Irpin, al noroeste de Kiev, al segundo día de bombardeos con su madre, su marido, sus tres hijos y otros dos niños de unos amigos huyendo de la invasión rusa
JOSÉ LUIS PIÑERO. Mula
La Puebla de Mula acoge desde el pasado fin de semana a la familia de Nadia Filimonova. Esta mujer de 38 años, su madre, su marido, sus tres hijos pequeños y otros dos niños de amigos que no han podido salir de Ucrania, ha relatado a Onda Regional las adversidades a las que tuvieron que hacer frente para llegar a la frontera y huir de la guerra. En su nuevo hogar en la Región de Murcia han sido acogidos por Paco Sarabia y su mujer Catalina Candel.
Vivían en Irpin, una de las localidades más asediadas por las tropas rusas y próxima a Kiev, cuando comenzaron los ataques. El 27 de febrero escucharon por primera vez los bombarceos cerca de la localidad. Esperaron un día, dice Filimonova, y decidieron trasladarse a la vivienda de su madre. Sin embargo, la situación no mejoró ya que estaban próximos a un aeropuerto militar que tomaron las fuerzas de Moscú.
Nadia Filimonova asegura que aguantaron en la casa de su madre varios días, sin electricidad ni teléfono ni conexiones a Internet. Bajaban continuamente el sótano para eludir los bombardeos pero poco a poco "todo se fue complicando".
La decisión de huir del país dirigiéndose a la frontera la tomaron el día en el que uno de sus hijos de tres años decidió no bajar al refugio. En ese momento, tomaron la determinación de montarse en su coche e intentar dejar atrás la guerra. Asegura que lo que vivieron fue "el infierno en la tierra", una mala película.
Natalia Filimonova fue en su momento una niña de acogida por la catástrofe de Chernobyl. Aquí aprendió el castellano que siguió practicando en Ucrania. Ahora ha vuelto a la casa de la familia que la cuidó cuando era pequeña.