El investigador, Jonatan Manosalva, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales señala que con un metro cúbico, previamente tratado, podrían obtenerse siete kilos de nitrógeno
Una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona demuestra la utilidad de la orina humana como fertilizante sostenible. Un metro cúbico de este residuo previamente tratado permitiría obtener siete kilos y medio de nitrógeno para cultivar más de dos toneladas de tomates al aire libre.
Usar la orina humana como fertilizante sostenible permite además reducir de forma significativa las emisiones de efecto invernadero y el consumo de agua y así lo demuestra el estudio del ICTA-UAB. Los científicos utilizaron la orina de tres urinarios sin agua del edificio donde se ubica el centro y la derivaron a un biorreactor con microorganismos para transformarla en nitrato y poder usarla después, explica el investigador Jonatan Manosalva.
La investigación constata que el impacto ambiental y económico sería incluso menor si la recuperación se hiciera a gran escala conectando todos los urinarios de un edificio al reactor recuperador de nitrógeno.