Esta oficina nació tras la pandemia para hacer frente a una realidad social que persiste en la Región y que crece cada año con más estudiantes pobres o en riesgo de exclusión social.
La pobreza sigue alcanzando a los universitarios. Quinientos estudiantes de la UMU han sido atendidos este año en la Oficina de Atención Social de la institución y otro centenar recibe periódicamente ayudas estables para poder vivir y hacer frente a los gastos de sus estudios. Una oficina que nació tras la pandemia para hacer frente a una realidad social que persiste en la Región y crece cada año con más estudiantes pobres o en riesgo de exclusión social. El sociólogo y profesor, Marcos Bote, dirige este servicio de la UMU que se mantiene con donaciones externas y de la propia comunidad universitaria. La covid sacó a la luz una brecha social que se mantiene cinco años después.
Atender, escuchar, derivar a Servicios Sociales municipales y de la Comunidad Autónoma, conceder ayudas puntuales o estables para pagar matrículas, transporte o comedor forman parte del trabajo de la Oficina de Atención Social. Estas últimas están abiertas prácticamente todo el año.
Alma es el nombre ficticio de una estudiante real de Pedagogía de la UMU. Perdió a sus padres y a su hermano en apenas tres años y tuvo que hacer frente después a un infarto y un cáncer. Pese a todo, logró acabar sus estudios gracias a su esfuerzo y al apoyo de la Oficina. El profesor anima a la ciudadanía a sumarse a la iniciativa a través de donaciones en la web de la Universidad.