El Tratado de Alcaraz
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Aunque Ibn Hud logró en 1228 la unificación del reino de Murcia y su independencia, con sus sucesores llegó el deterioro y los triunfos de los ejércitos castellanos fueron continuos. Un ejemplo son las incursiones de la Orden de Santiago a partir de 1241. Como fruta madura, el reino de Murcia capitulaba en 1243, y tras algunos preliminares, en abril de ese año, en la localidad de Alcaraz, se producía la reunión entre los representantes murcianos y el infante Alfonso en nombre de su padre, el rey Fernando III de Castilla.
El acuerdo se resume en un reconocimiento por parte de los musulmanes murcianos de la soberanía castellana, el pago a Castilla de la mitad de las rentas públicas y la cesión a los cristianos de las principales fortalezas. A cambio, los musulmanes recibían protección militar y el reconocimiento y respeto a sus propiedades, títulos, religión, lengua, usos y costumbres. Sin embargo, algunas localidades, entre las que destacaron Cartagena, Mula y Lorca, se declararon en rebeldía, por lo que fueron conquistadas poco después.