La Fuensanta y la Arrixaca
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Sobre el cambio de patronazgo entre la Arrixaca y la Fuensanta, el historiador y cronista de la Región, José Antonio Melgares Guerrero, relata que durante la primavera de 1693, una prolongada sequía castigó a Murcia, que se hicieron rogativas a la Patrona del momento, a Santa María de la Arrixaca, para pedir el favor divino del agua, y que no llovió. Y que, finalmente, el Cabildo de la Catedral, apremiado por la población, organizó una procesión con la Fuensanta, imagen de su propiedad que recibía culto en una ermita al pie de la sierra: al poco llovió copiosamente, salvándose las cosechas y llenándose los aljibes de la ciudad y el campo.
Sin embargo, la sustitución de una imagen por otra en la devoción popular hay que entenderla como la consecuencia de un complejo proceso de transformación de los gustos y de la religiosidad durante el Barroco, es decir, de la desconexión estética y emocional del pueblo respecto de la pequeña y antigua imagen de la Arrixaca, frente a la moderna y cercana imagen de la Fuensanta. También debemos citar el secular enfrentamiento entre Cabildo Catedralicio y los frailes agustinos que ostentaban la propiedad religiosa de la Arrixaca desde 1579, aunque el Patronato de la misma lo tuviese el Concejo desde época inmemorial.