Virgen de la Arrixaca (y 3)
T01C060
La imagen de la Arrixaca se mantuvo inalterada hasta el siglo XVI, tal y como relata el investigador Luis Lisón Hernández, salvo la incrustación de los ojos de cristal que todavía hoy conserva. Fue entonces cuando se trató de adaptar la imagen al diferente gusto de la época, de manera en ocasiones traumática. Según Lisón, “la pequeñez de la talla sufrió las consecuencias de los nuevos tiempos, y dado que se deseaban de mayor tamaño, se ingenió la posibilidad de efectuar un gran cambio, añadiéndole altura en la peana y cubriendo el cuerpo con vestiduras ampulosas para representar mayor tamaño”.
En 1834 son expulsados los agustinos y la imagen debió pasar a la iglesia de San Antolín, donde tuvo su capilla hasta 1883. Arruinada la capilla, la Virgen de la Arrixaca, deteriorada y despojada de mantos y hojalata, se guardó en el armario de la sacristía del templo. Desde ese lugar fue llevada por Javier Fuentes y Ponte al taller del escultor Francisco Sánchez Araciel, quien restauró la imagen a las formas y características que la Arrixaca había tenido en sus orígenes.
